Por: Departamento Técnico Magro SA

Las crecientes restricciones sobre los productos de síntesis química de elevada categoría toxicológica (carbamatos, foratos y cadusafos) enfrentan a los agricultores a un nuevo reto: ¿Cómo controlar las poblaciones crecientes de nemátodos?

Colombia tiene una historia de casi cinco décadas de exportación de flores a diversos mercados internacionales. Es el primer país exportador de clavel en el mundo y ocupa el segundo lugar después de holanda como proveedor de flores ornamentales de corte, dentro de las cuales se destacan las rosas, alstroemerias, gypsophila, pompón, crisantemo y hortensia. El área actual de producción de flores se acerca a las 7.700 hectáreas, distribuidas en la Sabana de Bogotá con un 66%, Antioquia con un 33% y el 1% restante en la región suroccidental del país. La rosa y el clavel son las especies que se destacan como los principales productos de exportación ya que representan el 38% y el 21% de la producción total respectivamente(1). 

Uno de los mayores desafíos de los floricultores es establecer  modelos de producción integrales y sostenibles, con miras a obtener los máximos índices de productividad por área sembrada y, a su vez, equilibrar el uso de las alternativas químicas y biológicas disponibles para el control de patógenos y plagas. Las altas exigencias sanitarias y estéticas del mercado internacional han hecho necesaria la aplicación de conceptos de manejo integrado de plagas y enfermedades como parte del sistema de producción vegetal.

Las políticas de manejo de productos para protección de cultivo (PPC) incluidas en la norma para la Agricultura Sostenible plantean la prohibición de aquellos altamente peligrosos con el objetivo principal de limitar los riesgos de afecciones para las personas, la vida silvestre y los ecosistemas acuáticos(2). Consecuentemente, la floricultura colombiana, cada vez más, exige que las soluciones (químicas o biológicas) para contrarrestar las pérdidas de productividad ocasionadas por plagas y enfermedades sean altamente eficientes en su control y, además, tengan un bajo impacto ambiental. De otra forma, no podrá seguir participando en los mercados internacionales que hoy atiende.

Desde luego, esto representa nuevos retos para el sector, que ve limitadas las herramientas de las que actualmente dispone para el manejo fitosanitario de sus cultivos y lo obliga a buscar nuevas alternativas para atender esta necesidad. Un claro ejemplo de esto es la situación que enfrentan los productores de flores de corte alrededor del control de nemátodos. La presencia de estos organismos en los cultivos es una limitante para alcanzar la productividad esperada, ocasionando importantes pérdidas económicas no solo por la flor, que es rechazada por ser calidad no exportable, sino también porque sus daños se ven reflejados en la emisión de yemas vegetativas y no de yemas florales.

Actualmente la oferta de  alternativas para el control de nemátodos es limitada por la más astringente regulación para la producción y  comercialización de productos de síntesis química, que restringe de manera importante las categorías toxicológicas, modo y mecanismo de acción y persistencia en el ambiente de los productos para protección de cultivos. 

Esto pone a los productores de flores de corte en una encrucijada bastante compleja que se desprende de la obligación de cumplir los requisitos de calidad exigidos por sus clientes y respectivos mercados, la necesidad perentoria de encontrar un producto que les permita controlar las poblaciones de la plaga y el deber de cumplir con las más exigentes regulaciones alrededor del uso de PPC.

Los nemátodos son organismos transparentes, microscópicos y con simetría bilateral; carecen de sistemas circulatorio y respiratorio; poseen un estilete que es una estructura protráctil (puede extenderse hacia afuera) y hueca, que les permite perforar y penetrar las células de la raíz para extraer los nutrientes(3). Algunas especies pueden ingresar a la raíz, vivir y alimentarse dentro y fuera de ella. Por su tamaño y por permanecer por debajo de la superficie del suelo son muy difíciles de identificar a simple vista, razón por la cual su diagnóstico generalmente está asociado a la sintomatología que presentan las plantas afectadas. 

La afección por nemátodos fitopatógenos se manifiesta tanto en las raíces como en los órganos aéreos de las plantas. En la raíz por deformaciones como nudos, agallas, ramificaciones excesivas, raíces hinchadas, aparición de puntos negros o áreas necróticas, reducción en la emisión de pelos absorbentes, pobre desarrollo de la raíz de anclaje, raíces huecas y pudriciones asociadas a bacterias. En los órganos aéreos los síntomas se manifiestan como áreas cloróticas en parches o generalizadas, madurez precoz de tallos florales, crecimiento deficiente, tallos florales con pobre desarrollo sin causa aparente  y un limitado Índice de Área Foliar como consecuencia de la no disponibilidad de nutrientes. Comúnmente los síntomas se confunden con deficiencias nutricionales como consecuencia de la alteración de algunas funciones fisiológicas. 

Dentro de las especies de mayor importancia económica podemos citar: Nemátodo Agallador: Meloidogyne (endoparásito sedentario), Nemátodo Lesionador: Pratylenchus (endoparásito migratorio), Nemátodo Espiral: Helicotylenchus (ectoparásito sedentario), Nemátodo Barrenador: Radopholus (endoparásito migratorio), Nemátodo Daga: Xiphinema (ectoparásito migratorio), Nemátodo Escobilla: Trichodorus (ectoparásito sedentario) y el Nemátodo de los Quistes:  Globodera (endoparásito sedentario). Sus ciclos biológicos fluctúan entre los 21 y 50 días dependiendo de la temperatura del suelo y la humedad, con un promedio de oviposición por hembra entre 750 y 1.000 huevos durante su ciclo de vida(4).

Estos organismos fitoparásitos obtienen su alimento de los aminoácidos libres presentes en la rizosfera y en la raíz. Por tanto, limitar la disponibilidad de estos aminoácidos contribuye de manera significativa a reducir las afecciones iniciales ocasionadas por estas especies.

Adicionalmente, existe un amplio número de sustancias de origen natural con la capacidad de ejercer algún tipo de control sobre las poblaciones de nemátodos y/o que favorecen el desarrollo de la planta, tornándola más vigorosa y tolerante a diferentes condiciones de estrés (incluyendo el ataque de plagas y enfermedades). Algunas de estas sustancias son:

Ácidos grasos: algunos de estos tienen efectos nematicidas y nematistáticos(10) dada su capacidad de (a) interferir con el metabolismo graso de la cutícula de los nemátodos, disolviendo los glóbulos grasos hasta causar la muerte del organismo y (b) permeando las masas de los huevos para ejercer un efecto tóxico sobre ellos inhibiendo la eclosión y permitir el ingreso de otras tóxinas(5). Adicionalmente, algunos se transforman en oxilipinas en las células de la raíz contribuyendo a su elongación(6).

Ácidos nucleicos: algunos de ellos contribuyen a la activación de organismos presentes en la rizosfera, como Cianobacterias y Pseudomonas, que liberan en su entorno ácido ciánico, etileno y fenoles. Estos tres son tóxicos para los nemátodos (7, 8, 9) y algunos hongos del suelo, por lo que la mayor presencia de los primeros contribuye a repeler y reducir las poblaciones de los segundos.

Triacontanol: es un alcohol primario de cadena lineal larga que ha sido reconocido como un importante regulador de crecimiento. Se encuentra en las ceras vegetales de la cutícula de las hojas y es insoluble en agua. El Triacontanol ha demostrado una mayor fijación de CO2 y una estrecha relación con la actividad de una enzima involucrada con la fotosíntesis conocida como Rubisco, contribuyendo al incremento de las tasas fotosintéticas de las plantas y, por tanto, a una mayor producción de materia seca (11, 12). Si bien su mayor impacto ocurre sobre el desarrollo de la planta, este también tiene efecto sobre las poblaciones de nemátodos pues inhibe la eclosión de los huevos y tiene acción tóxica sobre este parásito (13, 14).

Ácido salicílico: se trata de una sustancia involucrada en las reacciones hipersensibles (muerte celular programada para limitar el avance de un patógeno) localizadas en los puntos de infección en la planta (15, 16) y en la ocurrencia de resistencia sistémica adquirida frente al ataque de patógenos (17, 18). Estas propiedades contribuyen a la reducción del número y tamaño de las agallas y de las masas de huevos ante un ataque de nemátodos. Así mismo, el ácido salicílico contribuye a la producción de huevos defectuosos, nacimiento de nuevas generaciones no saludables incapaces de reproducirse adecuadamente, aumento de la prevalencia de hembras defectuosas o con menores tasas de oviposición y, consecuentemente, a la reducción de las poblaciones de nemátodos (18).

La aplicación de estas sustancias de origen natural al suelo ha sido probada reiteradamente, logrando controlar las poblaciones de nemátodos (desde huevos hasta adultos) en diferentes cultivos con resultados competitivos frente a productos de síntesis química, superando la “solarización” de los suelos y mostrando una gran sinergia con esta última práctica (19, 20). Además, cuentan con la ventaja de no tener restricciones por categoría toxicológica, persistencia en el ambiente y/o problemas de residuos en los productos agrícolas.

La aplicación combinada de estas sustancias (Triacontanol, Ácidos Nucleicos, Ácidos Grasos, Ácido Salicílico) y el goce de sus virtudes para la protección de cultivos, hoy es posible de manera práctica y redituable mediante la utilización de SINCOCIN SL, un producto formulado a partir de extractos de plantas (Rhus aromatica, Opuntialindheimeri, Quercusfalcata y Rhizophoriamangle) que además contiene minerales estabilizados y citoquininas que contribuyen a la liberación de elementos que refuerzan los mecanismos de defensa(20) y a  la emisión y brotación de nuevas raíces, respectivamente, permitiendo la pronta recuperación de las plantas.

La interacción y sinergia entre todos los componentes de la formulación de SINCOCIN SL permiten proteger a las raíces de los daños ocasionados por las plagas y patógenos del suelo y a su vez promover continuamente el desarrollo de las plantas. 

Para entender en más detalle como Sincocin puede contribuir a la protección y productividad de su cultivo, MAGRO dispone de un amplio número de asesores comerciales dispuestos a su servicio y al de la floricultura y agricultura colombianas.

Bibliografía