Por: I.A Rafael Andrés Ramírez Alvarado
Extensionista proyecto TEC.A innovación para el agro
Connect
Claudia Patricia Villota Caicedo
Investigador Máster Corp. Colombiana de Inv. Agropecuaria
Agrosavia
Jenny Milena Moreno Rodríguez
Investigador Máster Corp. Colombiana de Inv. Agropecuaria
Agrosavia
Carlos Andrés Moreno Velandia
Investigador PhD Corp. Colombiana de Inv. Agropecuaria
Agrosavia
La agricultura sostenible ha ganado terreno como una respuesta necesaria a los desafíos ambientales y alimentarios del siglo XXI (Chulze, 2023; Zabaloy, 2021). En medio de la creciente conciencia sobre la importancia de preservar los recursos naturales y reducir el impacto ambiental de las prácticas agrícolas, los agricultores y científicos buscan constantemente alternativas que promuevan un equilibrio armonioso entre la producción de alimentos (Elad et al., 2007) y la conservación del entorno (Tofiño-Rivera et al., 2016). En general, se identifica una tendencia en la reducción del uso de plaguicidas de síntesis química y para el 2030 se espera que sea de por lo menos un 60%. En este contexto, los bioinsumos se han destacado como un componente esencial de la transición hacia métodos agrícolas más sostenibles (Gobernación de Cundinamarca, 2020).
Colombia ha emergido como uno de los principales países productores de rosas de corte a nivel mundial (Legis, 2022; MADR, 2022), consolidándose como una potencia en la exportación de estas flores icónicas. Este fenómeno se atribuye, en gran medida, a las condiciones climáticas favorables y a la geografía diversa del país, que ofrece una variedad de microclimas ideales para el cultivo de rosas de alta calidad. La industria experimentó un crecimiento significativo en las últimas décadas, con más de 7700 hectáreas de invernaderos distribuidos en regiones como la Sabana de Bogotá y Antioquia generando más de 200,000 empleos formales entre directos e indirectos (AGRONET, 2022).
La calidad excepcional de las rosas colombianas se atribuye no solo a las condiciones climáticas propicias, sino también a la dedicación de los productores hacia prácticas agrícolas de vanguardia (ICA, 2023). Muchas empresas han adoptado tecnologías avanzadas, como sistemas de riego automatizado y control climático en invernaderos para garantizar un ambiente óptimo para el desarrollo de las flores. Además, la altitud (Ariel et al., 2020) y la amplitud térmica diaria (Munar, 2016; Pérez et al., n.d.) en las áreas de cultivo favorecen la producción de rosas con tallos fuertes y colores intensos.
A pesar de su éxito, la industria de rosas en Colombia enfrenta desafíos, como la presión para reducir el impacto ambiental relacionado con el uso de agroquímicos y la gestión de residuos del proceso productivo. La creciente demanda global de flores sostenibles y la adopción de prácticas más ecológicas ofrecen oportunidades para la innovación y el desarrollo sostenible en el sector (Cotes et al., 2018; Zabaloy, 2021).
La introducción de bioinsumos en la producción de rosas en Colombia representa una evolución significativa hacia prácticas agrícolas más sostenibles y respetuosas con el medio ambiente. Al utilizar microorganismos benéficos y extractos de plantas, los productores pueden reducir la dependencia de agroquímicos convencionales, disminuyendo así el impacto ambiental asociado (Moreno Velandia et al., 2020). Los bioinsumos no solo promueven la salud del suelo y la biodiversidad en los campos de cultivo, sino que también contribuyen a la obtención de rosas con menos carga de residuos químicos y de alta calidad, al tiempo que cumplen con las crecientes demandas del mercado internacional por flores producidas de manera sostenible.
De acuerdo con Aramendis et al. (2023), el actual éxito de los bioinsumos radica en dos líneas fundamentales, una asociada con los fertilizantes y su alta dependencia y otro relacionado con el impacto que genera el uso excesivo de insumos agrícolas de síntesis química. Estas líneas fueron promovidas por Estados Unidos y Europa gracias a las disposiciones del Pacto Verde Europeo (European Green Deal) sobre la reducción de insumos químicos con su estrategia “Farm to Fork (de la granja de la mesa)” que propone alcanzar una reducción del 50% en el uso de pesticidas de base química para el 2030 (Markets & Markets, 2022).
India, por otra parte, actualmente es considerado como el país con las políticas más avanzadas respecto al uso de bioinsumos. En Colombia contamos con la Ley 2183 del 2022, que además de establecer el Sistema Nacional de Insumos Agropecuarios, fomenta el desarrollo y uso de bioinsumos. Adicionalmente se cuenta con un marco regulatorio para la producción y uso de bioinsumos establecido en la Resolución 90833 de 2021 del ICA y varias resoluciones complementarias emitidas por el mismo organismo.
Estas situaciones, sumadas a las dificultades que ha enfrentado el mercado mundial de fertilizantes debido al conflicto entre Rusia y Ucrania, han acelerado el proceso denominado “Transición agroecológica”(Gliessman, 2018), siendo verificable en números (Markets & Markets, 2022). Se reporta un crecimiento significativo para el año 2018 respecto al mercado global de fertilizantes con un valor de USD 1,8 mil millones; para 2021 se valoró en USD$ 2.6 miles de millones, estableciendo una tasa promedio acumulativa anual (TPAA) de alrededor del 14,3% durante 2011-2018. Por su parte, el mercado de bioplaguicidas se estimó en USD$ 5.5 miles de millones en 2022 y se proyecta que alcance USD$ 11.3 miles de millones en 2027, con una TPAA de 15.6%.
Este artículo técnico presenta un panorama global de la importancia de los bioinsumos y algunas de las herramientas desarrolladas durante más de 17 años de investigación. Estas herramientas se encuentran disponibles en la oferta tecnológica de la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria – AGROSAVIA, especialmente en la línea de bioinsumos con aplicabilidad en la producción de rosas en Cundinamarca, Colombia, centrándose en microorganismos benéficos. El estudio detallado destaca cómo estos bioinsumos pueden mejorar la salud del suelo, fortalecen la resistencia de las rosas frente al ataque de fitopatógenos e insectos plaga, y fomentan prácticas agrícolas más sostenibles. Se busca que esta información proporcione a los agricultores alternativas prácticas para la implementación efectiva de bioinsumos con el fin de optimizar la calidad de las rosas, reducir la dependencia de agroquímicos y contribuir al desarrollo sostenible de la industria florícola en la región de Cundinamarca.
¿Qué son los bioinsumos?
Los bioinsumos comprenden una variedad de productos biológicos, incluyendo microorganismos benéficos, extractos de plantas, compost orgánico y otros compuestos derivados de fuentes biológicas. Estos insumos, a diferencia de los productos químicos convencionales, buscan potenciar los procesos biológicos naturales en lugar de interferir en ellos. Su diversidad permite abordar distintos desafíos agrícolas, desde la mejora de la calidad del suelo hasta la protección de los cultivos contra enfermedades y plagas, marcando un cambio significativo en la forma en que se concibe y se hace agricultura(ICA, 2020).
Experiencias prácticas en Colombia desde la oferta de Agrosavia
Actualmente Agrosavia cuenta con varios bioproductos de uso agrícola. Además de Tricotec, desarrollado a base del hongo Trichoderma koningiopsis Th003, enemigo natural de varios fitopatógenos comunes, también se destacan otros productos en las líneas de biofertilizantes y bioplaguicidas.
Línea 1. Biofertilizantes
RHIZOBIOL®: es una suspensión concentrada a base de Rhizobium (una mezcla de las cepas ICA J01 e ICA J96 de la especie Bradyrhizobium japonicum) para peletización de semilla de soya (Glycine max), que garantiza su simbiosis con bacterias nitrificantes. Permite la transformación de nitrógeno atmosférico en amonio, reemplazando entre 70 y 100% de la fertilización nitrogenada (Urea) e incrementando la producción de biomasa, todo lo cual se expresa en un mayor rendimiento (20%) (CORPOICA, 2017).
MONIBAC®: Es una suspensión concentrada a base de Azotobacter chroococcum (AC1 + AC10) que facilita la fijación biológica de nitrógeno en cultivos de algodón (Gossypium herbaceum) y gramíneas (Panicum maximun). Permite la reducción de hasta el 50% de los costos de fertilización nitrogenada, incrementa hasta 18% en producción y reduce los tiempos de germinación (AGROSAVIA, 2022c).
Línea 2. Bioplaguicidas
BACULOVIRUS CORPOICA®: es un bioplaguicida formulado como un polvo para espolvoreo a base de un granulovirus colombiano de Phthorimaea operculella (1E+05 CI/g). La cepa fue aislada a partir de larvas de Tecia solanivora y presenta alta especificidad, actividad biológica y baja residualidad. Este producto está indicado para el control de Tecia solanivora y Phthorimaea operculella en tubérculos de papa almacenados. Las larvas infectadas disminuyen su alimentación y crecimiento y son un foco de dispersión del virus para nuevas generaciones (AGROSAVIA, 2022a).
ERYTEC®: es un bioplaguicida sólido a base de un aislamiento colombiano de granulovirus de Erinnyis ello (1×109 CI/g). La cepa proviene del departamento del Meta, Colombia y fue aislada a partir de una larva de E. ello. El producto es recomendado para el control del gusano cachón E. ello en cultivos de caucho natural y yuca. El producto presenta alta patogenicidad y virulencia, por lo que la dosis recomendada es de 100 g/ha. Presenta una vida útil superior a 12 meses a temperaturas inferiores a 25°C. Este producto es compatible con la mayoría de los agroquímicos usados en el cultivo, cuenta con tolerancia a radiación ultravioleta y presenta persistencia hasta por una semana en condiciones de campo (AGROSAVIA, 2022b).
LECABIOL®: es un bioplaguicida formulado como un granulado dispersable (WG) a base del aislamiento colombiano de Lecanicillium lecanii codificado como VL026, con una concentración mínima de 5×109 conidios viables/gramo de producto. Funcional en el control de mosca blanca Bemisia tabaci y/o Trialeurodes vaporariorum en cultivos de algodón, soya, tomate, uchuva, tomate de árbol, berenjena, pimentón, ají, ají dulce y fríjol. Cuenta con actividad biológica superior al 80% y una vida útil de 6 meses en refrigeración (Mejía y Espinel, 2022).
BIOCLAM®: Es un bioplaguicida granulado a base de clamidosporas del hongo nematófago Duddingtonia flagrans. Permite una reducción de hasta el 80% en cargas de nemátodos gastrointestinales en la pradera y ganancia de peso en los animales. Su administración es por vía oral para mezcla con concentrado o sales y su formulación innovadora lo protege del tránsito por el sistema digestivo de los rumiantes. Permite el control biológico indirecto focalizado, este producto es ingerido por el animal, pasa el tracto gastrointestinal, se excreta junto con las heces donde ejerce su actividad biológica contra nematodos de vida libre. Mediante su uso contínuo se puede lograr una reducción en un 100% del uso de antihelmínticos de síntesis química.
NALEV®: Bioplaguicida a base de la levadura nativa Rhodotorula glutinis para el control de Penicillium expansum, Botrytis cinerea y Colletotrichum gloesporioides, de alta incidencia en la etapa de poscosecha de frutas. Esta levadura presenta características diferenciales al crecer en un amplio rango de temperaturas (5°C -37°C) y producir carotenos intracelulares, que le confieren resistencia a la luz ultravioleta y las especies reactivas de oxígeno, garantizando su eficacia en campo (Zapata-Narváez et al., 2023).
TRICOTEC®: Bioplaguicida a base del hongo Trichoderma koningiopsis Th003. Entre sus cualidades están la promoción del crecimiento vegetal, la producción de enzimas como celulasas, glucanasas y quitinasas, relacionadas con la degradación de la pared celular de los hongos fitopatógenos durante procesos de micoparasitismo. La cepa Th003 tiene capacidad endofítica, es decir que puede colonizar y vivir en los tejidos de una planta sin causar daño. Adicionalmente, debido a su formulación (Figura 1) puede aplicarse a nivel foliar y al suelo (AGROSAVIA, 2022; Moreno-Velandia et al., 2020).
El producto cuenta con una larga vida útil; hasta 18 meses en refrigeración (º6) y 12 meses a temperatura ambiente (18-20ºC), es altamente eficaz en el control de Botrytis cinerea (31-60%), es un producto homogéneo, de fácil disolución en agua -lo que disminuye el riesgo de taponamiento de boquillas- y es compatible en rotación con insecticidas y fungicidas de síntesis química. Tricotec ha presentado resultados consistentes y replicables para el control de Botrytis(Gaitán et al., 2014; Muñoz et al., 2019; Restrepo C., 2010) en variedades de rosa susceptibles, tales como Mondial, Vendela, Rosita y Freedom (Figura 2).
Estudio de caso Tricotec – Rosas
Como experiencia exitosa, a continuación se describe el proceso de visibilización del bioinsumo Tricotec WG durante el desarrollo de la iniciativa TEC.A innovación para el agro, ejecutado conjuntamente por Connect y Agrosavia, proveniente del proyecto Diseño e Implementación de un modelo de gestión de conocimiento, innovación y transferencia de tecnología con aplicación en el sector agropecuario y agroindustrial en el Departamento de Cundinamarca, código BPIN 20200000100078 del sistema general de regalías.
En las fincas Santi Plants y Ecuacol (Cajicá), Nightingale (Tocancipá), Las Palmas (Tenjo) y Arrayanes (El Rosal), se realizaron pruebas de validación de uso de la tecnología desarrollada por Agrosavia, hoy disponible para los agricultores. En estas pruebas se comparó el efecto de Tricotec y el tratamiento fitosanitario convencional contra Botrytis, sobre el índice de severidad de la enfermedad en variedades de rosa cultivadas bajo invernadero. Las parcelas fueron seleccionadas de forma aleatoria dentro de las fincas, empleando 4 camas de tratamiento y 4 camas con el tratamiento fitosanitario convencional. En el tratamiento con Tricotec, se realizaron aspersiones periódicas del bioproducto en rotación con los Botrycidas utilizados por las fincas durante 21 días; luego se tomaron muestras de flores y se dispusieron en cámaras húmedas durante 7 días con el fin de evaluar la severidad de los síntomas de Botrytis. Con los datos recopilados se calculó el índice de severidad.
En la figura 3 se identifica la reducción de la severidad de la enfermedad en campo tanto en el tratamiento como en el control, alcanzando un control cercano al 80%-90% con el uso en rotación del bioinsumo Tricotec.
En la figura 4 se identifica cómo Tricotec, incluido en los planes de rotación de pequeños (Cajicá y Tocancipá), medianos (Tenjo) y grandes (El Rosal) productores de flores, presenta una eficiencia de control de Botrytis en campo similar o más alta que la eficacia del programa de aplicación de Botrycidas en cada caso, con una eficacia de entre el 40% y el 80% y un incremento en el control de Botrytis hasta de un 20% respecto al manejo químico tradicional.
Durante el proceso de transferencia y apropiación de la tecnología, se identificó el cumplimiento de la promesa de valor del bioinsumo TricotecÒ WG. En tal sentido, a través de monitoreos en poscosecha se comprobó la reducción de la esporulación de Botrytis y los síntomas de la enfermedad en 60% aproximadamente, como se evidencia en la figura 5.
Tendencias sobre el uso de bioinsumos en la producción de rosas en Colombia
En el futuro de la producción de rosas en Colombia se espera una transición cada vez más marcada hacia el uso de bioinsumos como parte integral de prácticas agrícolas sostenibles. La creciente conciencia ambiental y la demanda del mercado internacional por flores producidas de manera ecológica impulsarán a los productores a adoptar estrategias que minimicen la huella ambiental. Se anticipa una mayor investigación y desarrollo en bioinsumos específicos para la producción de rosas, buscando fórmulas que no solo optimicen el rendimiento de los cultivos, sino que también fortalezcan la resistencia natural de las rosas a enfermedades y plagas. Se espera que la convergencia de la sostenibilidad y la innovación tecnológica lleve a Colombia a posicionarse como líder en la producción de rosas, no solo por la calidad de las flores sino también por la responsabilidad ambiental y social de sus prácticas agrícolas.
A medida que los bioinsumos se posicionan como un componente clave en la agricultura sostenible, su adopción se extiende a nivel global. Sin embargo, persisten desafíos, como la necesidad de mayor investigación y desarrollo para optimizar su eficacia y comprender mejor su impacto a largo plazo. Además, los procesos de concientización y la educación desde centros de investigación como Agrosavia sobre la utilización adecuada de bioinsumos son cruciales. En este contexto, y gracias a iniciativas como el proyecto TEC.A se pudo identificar la necesidad del sector floricultor por insumos biológicos que tengan efecto integral en las enfermedades más comunes como mildeo polvoso, mildeo velloso (Gómez & Filgeira Duarte, 2012) y Botrytis(AGROSAVIA, 2022d; Moreno Velandia et al., 2020). Adicionalmente, se identificó la necesidad de desarrollar soluciones efectivas para el control de thrips en rosa y clavel, problema que amenaza seriamente la producción de estas flores. Estos escenarios, por lo tanto, son una oportunidad para dedicar esfuerzos de investigación para el desarrollo de nuevas investigaciones, ojalá de manera conjunta entre los centros de investigación y el sector productivo. Se deben aprovechar las enormes ventajas que presenta el sector floricultor en el país, por un lado, por su disposición a colaborar con la investigación y por abrir las puertas de esos enormes laboratorios in situ que son los invernaderos de producción y el grupo de científicos y la infraestructura de Agrosavia, por el otro. Este tipo de alianzas favorecerán la generación de conocimiento y el desarrollo de soluciones para el sector productivo.
Conclusiones
La incorporación de bioinsumos en la producción de rosas en Colombia reafirma la importancia de abrazar prácticas agrícolas sostenibles. Al utilizar bioinsumos, se promueve la salud del suelo, se reduce la contaminación ambiental, se fomenta la biodiversidad y se protege la salud de los operarios y productores, contribuyendo así a la sostenibilidad a largo plazo de la industria floricultora del país.
Es fundamental reconocer que, en un mercado global cada vez más consciente de la sostenibilidad, la consideración de bioinsumos en la producción de rosas en Colombia responde a las crecientes expectativas de los consumidores. La obtención de certificaciones sostenibles y el compromiso con prácticas agrícolas respetuosas con el medio ambiente no solo son éticos, sino que también son estratégicos para asegurar la aceptación y preferencia en los mercados internacionales.
Finalmente, la adopción de bioinsumos en la producción de rosas no solo es una medida necesaria para la sostenibilidad, sino también un impulso hacia la innovación y la competitividad. La búsqueda constante de nuevas tecnologías y prácticas agrícolas más eficientes posiciona a los productores colombianos como líderes en la industria floricultora, marcando el camino hacia un futuro donde la excelencia y la responsabilidad ambiental van de la mano.
Agradecimientos: al Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural de Colombia (MADR), a los productores aliados Inverpalmas, Nightingale flowers, Colibrí Flowers y Ecuacol-Santi Plant por su valioso apoyo en el proceso de implementación y transferencia de nuevas tecnologías para el sector floricultor.
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Referencias
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