Por: Departamento técnico Valagro
En las regiones agrícolas superiores a 1800 msnm las heladas son frecuentes, la diversidad de los cultivos es limitada y los ciclos biológicos de las plantas se ajustan de acuerdo a la mayor o menor altitud y las plantas que crecen a esta altura carecen de genes de resistencia a las bajas temperaturas y a las heladas.
La resistencia a las heladas varía mucho de una especie a otra. La temperatura crítica a la cual los diferentes órganos vegetales son afectados por este tipo de estrés abiótico difiere según el orden, familia, género, especie y variedad; los daños dependen también de la intensidad, duración del evento y del nivel de disminución de la temperatura.
El efecto de las heladas depende de la etapa fenológica, del nivel de temperatura mínima que alcanzan los tejidos durante el fenómeno, del grado de crecimiento y del período de tiempo que las plantas estén sometidas a las bajas temperaturas (Carrillo et al., 1993); también de la preadaptación de las plantas y la tasa de caída de temperatura (Lyons et al., 1979).
Respecto al mecanismo de resistencia al frío, Stuckery y Curtis (1938) señalaron que la disminución de la cantidad de agua libre en las células al momento del enfriamiento reduce el riesgo de formación de hielo y de este modo se incrementa la resistencia. Por otra parte, Levitt (1951) atribuyó a los incrementos de concentración de azúcares, presión osmótica y permeabilidad de las membranas del plasma una mayor o menor resistencia al frío. Los daños por bajas temperaturas (frío y congelación) pueden producirse en todas las plantas, pero los mecanismos y la tipología del daño varían considerablemente.
Los daños por heladas tienen un efecto drástico para la planta entera o pueden afectar únicamente a una pequeña parte del tejido de la planta, lo cual se ve reflejado en la disminución del rendimiento y el deterioro de la calidad del producto, ya que estas condiciones estresan las plantas.
El daño directo por helada ocurre cuando se forman cristales de hielo dentro del protoplasma de las células (congelación o helada intracelular); mientras que el daño indirecto puede ocurrir cuando se forma hielo dentro de las plantas pero fuera de las células (congelación o helada extracelular). Lo que realmente daña las plantas y las estresa no son las temperaturas frías sino la formación de hielo (Westwood, 1978).
Se cree que la formación de hielo intracelular causa una “ruptura mecánica de la estructura protoplásmica” (Levitt, 1980). La gravedad del daño debido a la congelación intracelular depende, principalmente de la rapidez del enfriamiento y la intensidad del mismo antes de congelarse. Hay poca o ninguna evidencia de que la duración de la congelación afecte al daño causando estrés abiótico en las plantas.
El daño directo por congelación intracelular se asocia con un enfriamiento rápido. Por ejemplo, Siminovitch, Singh y de la Roche (1978) observaron congelamiento intracelular y muerte de las células cuando se enfriaron plantas de centeno a un ritmo de 8 °C por minuto hasta -12 °C, congelándose el agua superenfriada dentro de las células. Cuando las plantas se enfriaron hasta -12 °C durante 23 minutos, la formación de hielo fue extracelular y las plantas se recuperaron completamente después del deshielo. En estudios realizados en cámaras climáticas para determinar temperaturas críticas, los cortes de plantas se enfrían normalmente a un ritmo entre 1,0 y 2,0 °C h-1. Éste es un ritmo más lento que en el experimento con plantas de centeno y más lento que alguno de los ritmos que se dan normalmente en la naturaleza. De hecho, Levitt (1980) indica que, en la naturaleza, el daño por congelación resulta de la formación de cristales de hielo extracelular y que no hay evidencia de congelación intracelular y en consecuencia las plantas presentan estrés abiótico.
Tumanov (1967) presentó una hipótesis atribuyendo el mecanismo de resistencia al frío a los cambios fisiológicos ocurridos en el plasmalema celular de las plantas al acercarse el invierno, que consiste en el paso de la solución a estados gel, por la síntesis de proteínas solubles en agua, y cuyo efecto protector proporciona tolerancia a la deshidratación, lo que evita la deformación del plasma. La presencia de proteínas de choque (Sabehat et al., 1998) y anticongelantes (Xiao-Ming y Griffith, 1999) contribuyen también a reducir el daño por baja temperatura generando estrés abiótico en las plantas.
Al llegar a temperaturas inferiores a los cero grados se puede producir la congelación que causa la destrucción mecánica de las células por dilatación y desgarramiento, por otro lado los cristales de hielo ejercen una elevada demanda de agua procedente del citoplasma lo que provocan la deshidratación y esto genera un estrés abiótico.
En la mayor parte de las plantas un descenso progresivo de la temperatura produce menos daños que una disminución brusca, el fenómeno se denomina endurecimiento. También la resistencia al frío depende del estado de desarrollo, por ejemplo en el trigo cuando se ha sobrepasado la etapa de cuatro hojas, que coincide con el macollamiento, la emisión de raíces secundarias permite una mejor recuperación del cultivo, de ahí el interés de realizar siembras tempranas en regiones frías.
Los daños físicos suelen manifestarse por desgarros y por desecación celular causando estrés abiótico en las plantas. La manifestación externa de los daños por heladas, suele mostrarse por el marchitamiento de las plantas, sobre todo en los órganos más sensibles, y por la interrupción del crecimiento y el retraso de la producción o en el peor de los casos la pérdida de la misma. Del estado fenológico en que se encuentre la planta depende la intensidad del daño ante una helada.
Los meristemos florales son los más afectados por las bajas temperaturas, las yemas vegetativas y los brotes jóvenes suelen aguantar más, salvo en las especies más sensibles en las que puede morir el brote, rebrotando unos días más tarde por las yemas laterales. Durante la helada, la yema es más resistente que los estados arroz, alverja y garbanzo (flor envuelta en los sépalos), y es más resistente que en la flor abierta (estado en el que se puede afectar más fácilmente el ovario, al estar este menos protegido por los sepalos).
GLOBAFOL nf.
- Anti estresante y activador de crecimiento de las plantas.
- Materia orgánica solamente extractos vegetales seleccionados procedentes de ascophyllum nodosum.
- Ingredientes biológicamente activos contenidos en el Globafol y su función.
1. Anti-estrés
Osmolitos orgánicos
GLOBAFOL contiene aminoácidos específicos (Ácido glutámico, Prolina, Betaínas (Glicin-Betaína, Prolinbetaina,). Estos elementos juegan un papel fisiológico muy importante en la respuesta de la planta a condiciones de estrés abiótico causado por bajas temperaturas, heladas y altas temperaturas. Estos compuestos actúan como osmolitos orgánicos que protegen activamente a la planta del estrés osmótico, sequía, salinidad y elevadas temperaturas. La acumulación intracelular de estos compuestos favorece la retención de agua en las células, protegiéndolas de la deshidratación regulada por la apertura estomática y la permeabilidad de la membrana.
Mecanismos de Crecimiento
Las condiciones de estrés abiótico tienen un efecto negativo en el metabolismo de la planta, lo que reduce la calidad y la productividad. GLOBAFOL. cuando es aplicado a 2cc/L antes, durante y después de un evento estresante, el uso de aminoácidos específicos en el producto (Arginina, Alanina, Isoleucina, Tirosina y Valina), asegura una prevención óptima y la recuperación de las funciones metabólicas principales: Fotosíntesis, respiración, transporte de solutos, translocación, síntesis de proteínas, asimilación de nutrientes, diferenciación de tejidos, formación de materiales elaborados como lípidos, carbohidratos y proteínas. Además, en estos eventos, cuando estas funciones están comprometidas, contribuyen a una recuperación del crecimiento de la planta.
2. Estimula el crecimiento de las plantas
Síntesis de las proteínas
Los aminoácidos Alanina, Ácido Aspártico, Cisteína, Ácido Glutámico y las proteínas en el producto tienen funciones estructurales, metabólicas (enzimáticas) y de transporte, que ayudan a mantener las reservas de aminoácidos en la planta. Todos estos factores están relacionados de manera estricta en la estimulación del crecimiento de la planta.
Polinización, formación del fruto y calidad
La polinización de los frutos puede ocurrir únicamente si el polen llega al pistilo de la flor. Los aminoácidos específicos presentes en el producto Prolina y Lisina, están directamente involucrados en este mecanismo y tienen un efecto positivo en la fertilidad del polen y en la longitud del tubo polínico. La Alanina, Valina y Leucina mejoran la calidad de fruto, mientras que la Histidina mejora la maduración.
Fotosíntesis
GLOBAFOL. contiene Glicina, un aminoácido que está directamente involucrado en la formación del tejido de la planta y la síntesis de clorofila que incrementa la actividad fotosintética. Las hormonas de crecimiento: auxinas, giberelinas y citoquininas juegan un papel fundamental en el control del crecimiento y el desarrollo de los procesos fisiológicos de la planta, tales como, por ejemplo, un aumento en la actividad fotosintética, incrementando el contenido endógeno de “antioxidantes naturales“ (vitamina A y C) que sirven para proteger el sistema fotosintético de los ataques de “radicales libres”. Las vitaminas contenidas en GLOBAFOL. (B5, PP, B1 y B6) llevan a cabo funciones antioxidantes directos dentro de la membrana celular, protegiendo el Fotosistema II de la foto-inactivación y la capa lipídica de la fotoxidación. Estas vitaminas ayudan a preservar los mecanismos fisiológicos que proporcionan a la planta la energía para crecer.
3. Transportador (Carrier)
GLOBAFOL también transporta las moléculas y macronutrientes dentro del tejido de la planta cuando se aplica en mezcla facilita los procesos que asocian a las proteínas (proteínas trasportadoras) o a unos aminoácidos específicos como la Glicina y el ácido glutámico. Gracias a su papel de «agente quelatante natural». Éstos aminoácidos actúan directamente en la permeabilidad de la membrana celular.
GLOBAFOL mejora la absorción de fertilizantes y otros ingredientes activos útiles para la planta. GLOBAFOL puede usarse con éxito con fungicidas, herbicidas, insecticidas, hormonas (siempre efectuando una prueba preliminar) o fertilizantes. La eficacia de estos productos tiene una acción más rápida cuando son usados junto con GLOBAFOL..