No podíamos dejar pasar esta edición especial para los y las agrónomas sin nuestra tradicional columna sobre la importante labor de la mujer en nuestro sector. Para este número entrevistamos a Diana Milena Mojica Rodríguez, amable y simpática ingeniera agrónoma de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Tunja – UPTC, con 15 años de experiencia en el sector de las flores, madre de dos hijos y actual gerente de Mg-Consultores, sede Valvanera, una finca dedicada a la producción de rosas y alstroemerias en el municipio de Chía (Cundinamarca).
Diana, quien se crió en Duitama, siempre tuvo afinidad con los temas del agro. Empezó a estudiar ingeniera ambiental en Bogotá; sin embargo, poco después cambió su rumbo, decantándose por la agronomía, profesión en la que se formó en la UPTC con todas las distinciones y honores gracias a su buen desempeño académico. Diana nos relató que durante toda la carrera estuvo becada y que hacía parte del grupo “Gaia” de investigación, compuesto por estudiantes de biología y de agronomía.
La pasantía la hizo en café, en el municipio de Charalá (Santander) como extensionista de la Federación Nacional de Cafeteros. Allí mismo realizó su trabajo de grado que consistía en crear las listas de chequeo con el propósito de que los caficultores pudieran certificarse en la producción de café orgánico.
En esto, el decano de la facultad se comunicó con ella para decirle que había una oportunidad en flores. Fue así como ingresó a Floramerica (Finca Santa Mónica) como jefe de área. Posteriormente trabajó en la finca Guacarí, en Finca Alejandra de Falcon Farms como jefe MIPE y, por último, en flores la Valvanera como Directora de producción, compañía en la que recientemente ha sido ascendida a Gerente de producción.
“Las plantas no descansan”
Preguntada por sus experiencias en el sector de las flores, nuestra protagonista nos refirió varios aspectos que requieren especial atención en la producción de ornamentales. En primer lugar, habló sobre el ritmo exigente que se necesita cumplir para sacar adelante el negocio. “Las plantas no descansan”, afirma; hay que cuidarlas todo el año independientemente de la temporada. Pero adicionalmente, es necesario hacer sacrificios en épocas que para el resto de la población corresponden a días de descanso y festejo. Por ejemplo, para alistar la fiesta de San Valentín muchas veces hay que trabajar en importantes fechas decembrinas. Y cuando ya se acerca el día de los enamorados, es necesario acompañar los procesos de postcosecha incluso a altas horas de la noche. Así mismo, para cumplir con la demanda para el día de la Madre, es necesario trabajar en Semana Santa, ya que muchas veces esa semana cae antes de la festividad de las madres. Los anteriores y otros casos similares constituyen retos a nivel familiar y social para quienes trabajan en flores, pero mucho más para las mujeres, sobre quienes usualmente recae una carga mayor.
Para tomar decisiones correctas en cuanto al manejo agronómico hay que saber leer las flores, para saber cómo van y qué necesitan, nos explicó. Sobre los dos cultivos que actualmente maneja hizo una comparación muy didáctica: el cultivo de rosa es como una carrera de cien metros planos, en tanto que el de alstroemería es como una maratón. En el primero hay que tener estrategia y hacer piques, que están representados por las temporadas altas, especialmente las de San Valentín y Madres. En el cultivo de alstroemerias, en cambio, el manejo y las labores culturales deben ser continuados, así que lo que se necesita es resistencia.
Un reto mayor fue acomodarse a las condiciones de la pandemia. A pesar de las dos semanas de incertidumbre inicial, el sector de las flores no paró por fortuna y, sin embargo, para poder seguir adelante fue necesario hacer varias adaptaciones que para ejecutarse requieren de capacidad y gestión. Al respecto, Diana nos contó que, entre otros, fue necesario organizar a la gente de modo que se pudiera garantizar la producción al tiempo que se cuidaba su salud (por ejemplo, implementando turnos dobles y adaptando los vestieres y los bicicleteros), y administrar los costos con mucho tino, pues en medio de la incertidumbre y de la escasez de materiales producto de la interrupción de algunas de las cadenas de suministro, es importante tener inventario suficiente de modo que se pueda estar blindado en caso de desabastecimiento.
“Al ver las flores en los almacenes o al recibirlas como obsequio de seres queridos, ¡la gente no dimensiona el trabajo que se necesita para obtener esas flores!”, concluyó.
La mujer y el medio ambiente
El papel de las mujeres es muy importante en el cultivo que nuestra protagonista preside. No solamente en la parte operativa -que en el sector de las flores es usual que esté representada mayoritariamente por mujeres- sino también en la parte administrativa. De hecho, en Mg-Consultores, sede Valvanera, un 80% del personal operativo y un 70% del administrativo está compuesto por mujeres. El equipo que toma las decisiones más importantes de la finca (gerente, dirección de producción, dirección de gestión humana y dirección de postcosecha) está compuesto íntegramente por mujeres. En opinión de Diana, las mujeres son muy capaces, responsables, cuidadosas y ordenadas, virtudes muy apreciadas en el sector; su promoción es muy importante, pues además cumplir con una importante función social y de combatir estereotipos sociales negativos (por ejemplo, que hay ciertos trabajos no aptos para mujeres como los de jefe MIPE), es algo que cuenta positivamente en materia de certificaciones de calidad.
En cuanto al medio ambiente que, dicho sea de paso, también tiene peso en temas de certificación, Diana nos contó que la Valvanera ha dado importantes pasos para su buena gestión; por ejemplo, en el manejo racional y eficiente del agua; en el remplazo de materiales plásticos por materiales sostenibles para la entrega de refrigerios al personal en temporadas altas de producción; generación de cultura del reciclaje e implementación de metodología de las tres erres (reducir, reutilizar, reciclar), empleo de la población local (lo que disminuye emisiones por transporte, ya que la mayoría de trabajadores -incluso Diana- llegan al trabajo a pie o en bicicleta), la instalación de paneles solares y los programas de reforestación. En suma, “el medio ambiente es un factor que está en la dinámica y que se discute”, nos explicó.
Sobre Metroflor
Para terminar, preguntamos, como siempre a nuestra protagonista, su opinión sobre la revista. A ello nos respondió que se siente muy orgullosa y honrada de participar en este espacio que empodera y refleja el trabajo de la mujer en la floricultura. Nos manifestó también que no solo le gustan las partes estrictamente técnicas de la revista, sino que disfruta la lectura de los artículos que hablan sobre temas de relacionamiento laboral y trabajo en equipo, aspectos cruciales en su concepto, pues “las relaciones humanas se ven reflejadas en el resultado de la producción”.
Mensaje para los ingenieros agrónomos en su día…
No podíamos despedirnos sin recoger un mensaje de nuestra protagonista para esta edición especial. Así nos respondió: “Que Dios ilumine nuestras decisiones cuando hacemos recomendaciones técnicas… que [los agrónomos] sean buenos técnicos pero también buenas personas y que no les falten palabras sabias para orientar a quienes les colaboran; con respeto y prudencia y recordando siempre que se trata de seres humanos con sentimientos y con historia”.