En esta edición coincidente con el mes de la madre, Metroflor se propuso destacar la labor de tres operarias de la floricultura. Cada una de ellas trabaja en un cultivo diferente y es ejemplo de la fuerza, la constancia y la iniciativa que, entre muchas otras virtudes, caracterizan al género femenino. He aquí nuestras entrevistadas:
Olga Mercedes Rodríguez Rodríguez
Olga Mercedes, de 56 años, madre de cuatro hijos, bachiller y residente de Subachoque, trabaja en Propagar Plantas hace 14 años. Durante este tiempo ha aprendido una multiplicidad de labores. La hibridación, que describe como “el matrimonio entre las plantas” es su principal labor. Actualmente, Olga Mercedes se desempeña en el área de fitomejoramiento. Encanastar, empiolar, sembrar, desbotonar, alistar ramos y diligenciar los datos de producción son algunas de sus ocupaciones.
Olga Mercedes llegó a trabajar en flores cuando una de sus hijas terminaba el bachillerato. En aquel momento, Olga Mercedes buscaba oportunidades laborales que le permitieran financiar los estudios universitarios de sus hijos. Hoy puede decir que entonces tomó la decisión correcta, pues actualmente tres de sus hijos son profesionales y una se encuentra en el proceso de lograrlo.
Olga Mercedes nos manifestó muy a menudo su satisfacción por trabajar en Propagar Plantas, pues ha logrado educar a sus hijos y ha aprendido muchas cosas, como por ejemplo, a utilizar el computador.
Cuando Olga Mercedes llegó a Propagar solo sabía utilizar la máquina de escribir, por lo cual el computador era todo un reto. Nos contó con mucha gracia que al principio olvidaba quitar los ganchos a las hojas y la impresora se atascaba. Entonces salía corriendo a pedir ayuda a sus jefes, que con paciencia y cariño le enseñaban cómo proseguir. Hoy en día Olga Mercedes maneja programas tan importantes como Word y Excel y tiene su propio computador en casa. Pero no solo invirtió en el computador, también contrató a una profesora particular que le da clases de informática.
El amor por su trabajo se puede apreciar claramente en el relato de Olga Mercedes. Disfruta en las actividades ocupacionales que organiza la empresa, como las obras de teatro y los disfraces en grupo; le gusta observar la evolución del cultivo, acompañar a sus colegas cuando tienen problemas y aspira siempre a que la producción salga lo mejor y más cuantiosa posible. Para esto, afirma convencida, “rezar un padrenuestro poniendo la estampita al lado es clave para que salgan más semillas”.
María Tibaná Ríos
María, de 43 años, madre de cuatro hijos, originaria de Chiscas (Boyacá) y residente de Tocancipá, se ocupa hace 20 años en flores. Actualmente, María trabaja en Flores Jacaranda.
Con excepción del riego y la fumigación, María desempeña todas las labores del cultivo. Limpia, enmalla, corta, empitilla, boncha y empaca las multicolores gérberas que se producen en el cultivo.
María es una persona tímida pero sonriente. Le gusta de su trabajo que lo puede llevar a cabo sin ninguna clase de estrés ni sobre esfuerzo. Su trabajo en flores le ha permitido sacar adelante a sus hijos, darles estudio y ayudar a sus padres. Los dos menores (gemelos) están terminando el último grado del bachillerato y María aspira a que continúen los estudios superiores, lo cual constituye una motivación para ella en el trabajo.
En Flores Jacaranda trabajan también los hijos de María cuando están en vacaciones, dos de sus hermanos y un sobrino. Cuando termina el trabajo, María se dedica a la cría de patos y pollos y a los oficios del hogar.
Flor Alba Zamora Sierra
Flor Alba es una entusiasta mujer de 46 años, oriunda de Gachancipá, que ha trabajado durante 20 años en Jaroma roses, por lo cual ha visto el crecimiento de la compañía.
Flor Alba sabe desempeñar todas las labores del cultivo, pues a medida que ha transcurrido su experiencia ha pasado por todos los puestos de trabajo. Hoy en día se desempeña en las labores de postcosecha. Cuando la visitamos nos explicó todo acerca de los procesos de clasificación, boncheo y marcación.
Además de manifestar su alegría por trabajar “en una de las mejores fincas de flores”, Flor Alba se siente orgullosa porque a través de su trabajo ha podido obtener cosas que antes no se atrevía siquiera a soñar. Por una parte, Flor Alba logró sacar adelante y sin ayuda a sus cuatro hijos. Hoy en día, uno ellos está a punto de terminar la carrera de filosofía en la Universidad de la Sabana. Por otra, gracias a su trabajo logró comprar su casa, para lo cual contó la ayuda del Fondo de empleados de Jaroma, y del gobierno, aunque en una proporción mucho menor.
De la empresa en la que trabaja le gustan los jardines, la calidad humana de sus jefes y la organización que reina en todos los procesos.
De acuerdo a Flor Alba, las mujeres son buenas en el cuidado de las flores porque saben cómo tratarlas: son delicadas. La alegría se puede leer claramente en el rostro de Flor Alba cuando nos muestra las flores con que trabaja. “¡Como aprende uno a quererlas!”, afirma.