En esta edición conmemorativa del día del ingeniero agrónomo quisimos destacar la labor de Diana Maritza Basto Díaz, una amable y entusiasta agrónoma tolimense con amplia experiencia en el sector agrícola colombiano. Diana es agrónoma de la Universidad del Tolima, Magíster en Sistemas Integrados de Gestión de Calidad de la Universidad de Aconcagua (Chile), madre de un hijo y experta en investigación, producción de flores y de una gran variedad de especies agrícolas, como se verá más detalladamente en adelante.
Del arroz a las flores
Diana Basto proviene de una familia dedicada al cultivo de arroz en el norte del Tolima, por lo que su crianza estuvo siempre relacionada con el sector agrícola, lo que así mismo la llevó a estudiar agronomía. Recién graduada, nuestra protagonista consiguió trabajo en una empresa productora de arroz, sorgo y algodón de la Costa Atlántica, en la región de los Montes de María. En ese momento el conflicto armado se recrudeció en la zona y Diana fue amenazada por uno de los actores armados. Fue así como la empresa (Turflor) le propuso entrar a trabajar en otra línea que tenía en la Sabana de Bogotá: las flores. Ya en la Sabana, su labor era apoyar los procesos de MIPE y MIRFE en clavel, miniclavel y statice, con lo que empezó su carrera en la floricultura. Diana, que hasta aquel momento nunca se había planteado las flores como una de sus opciones de crecimiento profesional, ha cosechado a lo largo de los años cuantiosos éxitos en ella.
Poco tiempo después conoció a otro agrónomo, Héctor Murcia, a quien ella llama su “maestro sensei”. Héctor le ofreció trabajar en otros proyectos floricultores en la finca que hoy se llama “La Fuente” del Grupo Sunshine (antes Rosas de Tocancipá) y en Exotic Farms. En dichos proyectos Diana participó desde el montaje mismo de la finca. La preparación del terreno, el diseño y construcción de los invernaderos, la siembra, la contratación y manejo del personal y el ensayo de variedades nuevas, fueron todas labores que desempeñó nuestra entrevistada, con el resultado de que cuando las fincas entraron al mercado lo hicieron con muy buen desempeño.
Exotic Farms, donde Diana era gerente técnica, era una finca especializada en el mercado ruso, lo cual representaba, en aquel tiempo especialmente (2001-2007), una exigencia importante de calidad para el productor. Las flores, por ejemplo, debían tener tallos largos y cabezas grandes. Su paso por Exotic Farms constituyó para Diana una formación que la llenó de experiencia en administración de empresas floricultoras y la llevó al convencimiento de que es necesario cumplir siempre con los más altos estándares de calidad, por lo cual decidió emprender otro proyecto muy importante: su maestría en Sistemas de Gestión de Calidad.
Sistemas de Gestión de Calidad -SGC
Diana obtuvo su grado de magíster en la Universidad de Aconcagua gracias a su trabajo de grado denominado “Diseño de un modelo de excelencia de calidad aplicado al sector agrícola colombiano, sintetizado a través de la revisión sistemática”, que fue laureado. Se trataba de una revisión sistemática de los sistemas de gestión de calidad de publicaciones iberoamericanas aterrizada a lo que se aplica en el país. El objetivo de la tesis era idear un modelo diseñado para dar cumplimiento a las exigencias de calidad de modo que los productores se pudieran certificar gracias a su utilización, ya fuera su producción bajo invernadero o a campo abierto.
Desde entonces, nuestra protagonista ha aplicado el SGC con éxito en todos los lugares en que ha trabajado.
Regreso a la Costa
Después de terminar su ciclo en Exotic Farms, Diana Basto fue asesora en varias fincas de flores, dentro de las que se encontraban Macarena Farms, Tango Trading, Agrícola el Neusa e Inversiones la Montaña. Diana manejaba técnicamente todas estas fincas, y con respecto a Macarena Farms, la manejaba también administrativamente en sus inicios.
Posteriormente, la compañía Mandioca de Colombia, una empresa productora de hortalizas para exportación ubicada en la Jagua de Ibirico (Cesar), invitó a Diana a ejercer la gerencia técnica del proyecto, por lo cual se trasladó a Valledupar. El proyecto consistía en la producción y comercialización de yuca, pimiento, tomate y pepino para la exportación a la costa este de Estados Unidos, aprovechando que Costa Rica, el país que en aquel momento dominaba el mercado de yuca, se había volcado a la producción de piña oro miel. Se trataba de un emprendimiento destacable, puesto que exportaba yuca pelada a Estados Unidos, aprovechaba la cáscara y las hojas de la yuca como alimento para animales y extraía el almidón de la yuca que no servía para consumo industrial. Adicionalmente, se proyectaba la producción de plástico biodegradable. Desafortunadamente y a pesar de las alianzas comerciales y del buen futuro que se auguraba a la compañía, la empresa fracasó debido a la salida de ella de uno de los socios capitalistas.
Esta vivencia fue, sin embargo, ‘reivindicante’ para Diana, pues habiendo vuelto después de 13 años a una zona que había abandonado por causa de la violencia, pudo observar cómo la comunidad estaba regresando al lugar, reencontrándose y superando el conflicto. Aunque fue una experiencia impactante ver las huellas de la guerra en la región y los testimonios de la violencia, fue así mismo bello ver que poco a poco esos negros episodios iban quedando atrás.
De regreso a la Sabana de Bogotá desde el Huila
Así se cierra el paso de Diana por la Costa, de donde pasó al Huila para trabajar como Coordinadora de Proyectos de Investigación en el Centro de Desarrollo Tecnológico de las Passifloras de Colombia – CEPASS. En el CEPASS Diana se desempeñó durante algo más de un año. Fue allí donde empezó a trabajar en control biológico, puesto que su labor era la investigación en alternativas de producción que cumplieran la normatividad para la exportación de frutas a los países europeos.
Pasada esta época, Diana se fue a trabajar como gerente comercial en Scientia de Colombia, una empresa productora de controladores biológicos con domicilio en La Unión (Valle) y sucursal en Chía (Cundinamarca) y cuyo mercado son los cultivos para exportación, la producción limpia, la caña y, principalmente, el sector de las flores. Gracias a este puesto Diana tuvo amplio contacto con fruticulores del Tolima, productores de caña y frutales de los Llanos Orientales y, por supuesto, floricultores de Antioquia y la Sabana de Bogotá.
De este periodo, Diana destaca la alta receptividad de los grupos floricultores frente a las nuevas alternativas. Refiere que se trata de un sector de mentalidad abierta, donde “todo es posible” y que está dispuesto a invertir en nuevas tecnologías.
Después de tres años y medio en esta compañía, Felipe Arango, el gerente en Colombia de Galería Farms, invitó a nuestra protagonista a liderar el proyecto de montaje de la Bouquetera en la Sabana de Bogotá. Fue así como contribuyó con su experiencia en el establecimiento de los protocolos de proceso, producción, seguridad y certificación, y llevó a buen término los Valentinos de 2018 y 2019. Con posterioridad a la fiesta de la Madre de este año, Diana se retiró de la empresa y empezó a trabajar en Entoma, donde actualmente se desempeña.
Entoma y Naturavisión
Diana Basto conocía al profesor Edison Torrado, el dueño de Entoma y Naturavisión, desde hacía cinco años, cuando ambos asistían a los Comités Fitosanitarios del ICA y participaban en eventos académicos de control biológico. Naturavisión es una empresa dedicada a la producción de imágenes científicas, en tanto que el Instituto Entoma es una fundación dedicada al fortalecimiento del conocimiento entomológico. De ambos emprendimientos Diana es la Directora Ejecutiva. Algunos de los cursos que el Instituto Entoma ofrece son sobre MIP en flores, bases biológicas de las plagas, mecanismos de acción de insecticidas, manejo integrado de trips en flores y manejo integrado de polillas en flores. Todos estos cursos están inspirados en la idea de que es necesario hacer un manejo inteligente de plagas y tienen énfasis en la necesidad de producir responsablemente.
Para Diana, quien conoce todos los cursos, proyectos de investigación y la parte comercial y financiera de la empresa, esta experiencia ha sido muy enriquecedora. Constituye una oportunidad perfecta para aplicar en su trabajo lo que ha aprendido en sus 19 años de vida profesional, y la posibilidad de generar impacto positivo a nivel ambiental a través de la aplicación de alternativas para la producción sostenible. En opinión de Diana, es indispensable subirse al tren de alta velocidad del desarrollo y la tecnología.
Los retos de nuestra protagonista en este nuevo puesto son terminar de montar el diplomado y ofrecer un número mayor de cursos, que además estarán disponibles con subtítulos en inglés, entre otros. Algunos de estos cursos tendrán por tema cada una de las plagas que afectan los cultivos de flores, los polinizadores y la taxonomía y morfología de los insectos.
Para finalizar…
Para finalizar, nuestra entrevistada quiso aprovechar la oportunidad para, a través de nuestro medio, enviar un saludo de agradecimiento a su hijo José Luis, quien es el motor de su vida, a su familia, que siempre ha sido un gran apoyo, y al sector floricultor, por tantos años de experiencias y crecimiento.