Por: I.A. MSc. Paola Andrea Villate
A raíz de la publicación del artículo Valora tu marca personal, surgieron algunas inquietudes sobre cómo construir la marca. Lastimosamente, no hay una receta. El carisma o la espontaneidad de alguien puede delinear su marca; en otros casos la rigurosidad y formalismo pueden ser las bases. Cada uno construirá su marca a partir de los elementos que mejor lo definan. De esta última reflexión nace el tema del presente artículo: para convertir nuestro nombre y apellido en una marca debemos iniciar con conocernos (reconocernos) a nosotros mismos.
Conocerme como paso obligado para construir mi propia marca no es una tarea fácil, pero se puede abordar por medio de preguntas. La más general para iniciar un ejercicio de autoexploración es ¿quién soy yo? Para contestarla se debe reflexionar acerca de esas características que nos identifican, basadas en nuestra formación y trayectoria profesional, pero también anhelos, valores y pasiones. Como resultado, es muy probable que logres identificar cuáles son tus fortalezas y tus debilidades. La psiquiatra Marian Rojas-Estapé sugiere cuatro elementos claves en el proceso de autoconocimiento:
- Lo que los demás perciben de mi: mi imagen.
- Lo que creo soy: el autoconcepto.
- Lo que soy de verdad: mi esencia.
- Lo que muestro en redes- internet: mi e-imagen.
Siguiendo el proceso, es importante la comprensión de mí mismo, saber que me ha llevado a responder de la forma en que lo hago ante ciertas situaciones, entender mi genética, mi forma de relacionarme con otros – jefes, amigos, familia y colaboradores. Cuando somos conscientes de nuestras limitaciones, barreras y miedos, avanzamos de forma contundente en el trabajo interior y en lo que considero más retador (pero clave en la actualidad): gestionar las emociones.
Es importante hacerse un autodiagnóstico e identificar el tipo de personalidad y los factores que me estresan o que me colocan en alerta. Por ejemplo, la Dra. Rojas-Estapé destaca en sus conferencias: la persona sensible sometida a estrés se convierte en una persona vulnerable y entra en un carrusel de emociones, el tímido bajo factores de estrés se bloquea, el impulsivo se torna agresivo, el inseguro es más obsesivo y entra en un modo de pensar circular (dando vueltas sobre lo mismo sin ideas ni soluciones), el perfeccionista tiene una sensación insatisfacción. Este es solo un ejemplo de lo indispensable que es entendernos y reiterar la importancia de apagar el piloto automático para que podamos llegar a comprendernos y, desde ese entendimiento de nosotros mismos, lograr una sensación de alivio al entender por qué somos o nos comportamos así.
Adicional a entender como condiciona mi personalidad mi respuesta ante una situación estresante, también es importante conocer el comportamiento de la hormona del estrés, el famoso cortisol. Pero cuidado, no por causar el estrés es mala. En ciertos niveles (bajos) nos puede llevar a salir de nuestra zona cómoda, nos ayuda hacer frente a desafíos y amenazas, lo cual implica que puede llegar a tener un papel destacado en algún momento. Pero niveles altos pueden tener efectos negativos tanto en la salud física como mental: trastornos del sueño, aumento de peso, disminución de la función inmunológica, afectación en la salud cardiovascular, problemas digestivos y trastornos en el estado de ánimo, como la ansiedad, entre otros. Ser consientes acerca de qué nos hace liberar en forma descontrolada cortisol y tratar de mitigar estas circunstancias harán que tengamos la energía suficiente para proyectar los objetivos y deseos de nuestra marca personal.
Podemos contrarrestar esta hormona haciendo actividades como ejercicio (niveles adecuados donde el organismo no lo interprete como amenaza) y rodeándonos de personas que nos alegran el corazón, que escuchan, que son empáticas y optimistas. También es importante aprender a educar la voz interior para que sea tu motor y no que busque sabotearte, equilibrarla de tal forma que no estés en el narcisismo, pero tampoco que te llene de inseguridades. Otro elemento clave es mantener una higiene del sueño (hábitos que conduzcan a dormir de forma reparadora) y para concluir, una herramienta poderosa y de la que a título personal he notado gran beneficio para contrarrestar los efectos del cortisol: el mindfulness. Más allá de algo mágico, el mindfulness consiste en entender qué hace enfermar la mente y cuál sería la posible cura, es hacerte una introspección sana y aun cuando para nuestra sociedad occidental no es una tarea sencilla, vale la pena implementar la meditación y la oración, ya que podemos encontrar un medio potente de curación para conectar con lo esencial e invisible que nos ayuda a vivir en paz y calma interior.
En la ruta del conocimiento para darle el valor adecuado a la marca personal debe existir una aceptación del ser. Aporta mucho entender que tenemos limitaciones, que cometemos errores y que nos podemos equivocar. No eres exitoso por no tener defectos o por no equivocarte, sino por aprender a potenciar y sacarle el máximo provecho a tus facultades y aptitudes. En términos de la construcción para cultivar el autoconocimiento es útil buscar feedback en aquellas personas de confianza que te hablen de forma honesta sobre tus fortalezas y áreas de mejora. En algunas ocasiones los demás pueden tener una perspectiva que no podemos ver por nosotros mismos. Por lo anterior, la marca personal es el resultado de reflexión, conocimiento, trabajo, esfuerzo, sentido del humor y aceptación, entre tantas otras. Llegar a comunicar un mensaje claro en tu marca personal no se encontrará en una fórmula; solo lo logras viviendo, aprendiendo, arriesgándote, disfrutando, sintiendo, apasionándote pero, sobre todo, cayéndote y volviéndote a levantar.