Por: I.A. Carmen Montaña
BIO-CROP SAS
Cuando hacemos adición de abonos químicos al suelo, lo que estamos suministrando es una fracción de sales que esperamos suplan la extracción de nutrientes que requieren las plantas, pero esta extracción de nutrientes químicos por parte de las plantas está influenciada por factores abióticos y bióticos del suelo.
Los componentes no vivos que influyen en las propiedades físicas y químicas del suelo desempeñan un papel crucial en su formación, estructura y funcionalidad. No obstante, su función no se podría completar exitosamente sin la presencia de los microorganismos vivos que habitan el suelo y desempeñan un papel fundamental en su ecología y salud. Estos microorganismos interactúan entre sí y con los factores abióticos para formar un sistema complejo y mantener la salud y fertilidad del suelo. Algunos de los factores bióticos clave en el suelo son los microorganismos.
Microorganismos
Viven en simbiosis con las plantas, toman exudados como ácidos orgánicos, mucílagos, azúcares y aminoácidos. Y a su vez ellos aportan a la planta N, P, C, etc. al solubilizar muchos compuestos minerales del suelo, especialmente fósforo, hierro, aluminio, calcio, zinc, etc.
Bacterias, hongos, levaduras, microalgas y actinomicetos, entre otros microorganismos, se encuentran y viven especialmente en la rizosfera de las plantas y desempeñan un papel muy importante para continuar con su ciclo de vida y desarrollo. Además, son esenciales para la descomposición de la materia orgánica, la fijación de nitrógeno, el ciclo de los nutrientes y otros procesos biogeoquímicos que contribuyen significativamente a la fertilidad y la salud del suelo.
Bacterias
Fijian N, (Azotobactr, Rhizobium, Azospirillum, etc.), digieren, aprovechan nutrientes, producen fermentos, estimulan defensas en la planta, producen vitaminas, transforman sustancias y estimulan la producción de fitohormonas.
Hongos
Producen glomalina, un compuesto que promueve la formación y estabilización de los agregados, ralentizando la descomposición de la materia orgánica. Estos hongos forman asociaciones simbióticas con las raíces de las plantas, facilitando el intercambio de nutrientes entre las plantas y el suelo. Mejoran la absorción de nutrientes, especialmente fósforo, y ayudan a las plantas a resistir enfermedades.
Levaduras
Son las encargadas de fermentar y descomponer carbohidratos y acondicionar la rizosfera de las plantas.
Todos estos microorganismos, junto con la fracción mineral, son los que dan la calidad a la tierra; si hay mucha cantidad de sal en la tierra (fracción mineral química) y poca agua para humedecerla, las raíces tendrán mayor dificultad para absorber esa humedad y, por lo tanto, la conductividad eléctrica del suelo tiende a subir y a presentar problemas para las plantas. Los microorganismos son los llamados a solubilizar, mediante la exudación de ácidos como málico, pirúvico, cítrico, fórmico, etc.; abrir micro y macroporos con sus micelios para mayor circulación de agua y aire. Por lo tanto, acondicionan la zona de intercambio alimenticio de la planta mejorando la textura del suelo ayudando a la disponibilidad de humedad para las raíces.
Cuando la humedad es baja, los iones tienden a formar aglomerados duros que son difíciles de detectar y que afectan la toma de nutrientes por las raíces, situación que sortean muy bien los microorganismos al producir rompimiento continuo de esos aglomerados y abrir microporos para la circulación del agua y macroporos para la circulación del aire.
Cuando se acumula cloruro y sulfato de sodio y magnesio, se eleva la CE al provocarse una concentración elevada en la fase líquida del suelo. Esto conlleva a un mayor consumo de energía por parte de la planta para poder absorber los nutrientes del suelo.
Si el pH no es el recomendado, las plantas sufren un déficit en la absorción de determinados nutrientes:
- pH demasiado ácido se dificulta la absorción de N, Ca, Mg, K
- pH demasiado básico se dificulta la absorción de Fe, Cu, y Zn
Los microorganismos benéficos del suelo son los llamados a mejorar y acondicionar estos suelos ya que tienen una gran capacidad y potencial para adaptarse y resistir:
- Altas concentraciones de iones.
- pH altos.
- Baja disponibilidad de oxígeno.
- Temperaturas extremas en el suelo (entre 4 a 45 grados centígrados).
- Altos contenidos de metales.
- Además, producen azúcares, polioles, aminoácidos y reducen elementos metabólicos como el hierro.
- Producen enzimas: catalazas, deshidrogenasas, ureasas y fosfotriesterasas.
La conductividad eléctrica influye en la capacidad física de absorción de agua y nutrientes de las raíces, y el pH es un factor químico que permite o no las reacciones necesarias para que determinados nutrientes o sustancias sean accesibles y absorbidas por ellas.
Prácticas para bajar conductividad eléctrica y sales del suelo
- Lixiviar con bastante agua enriquecida con microorganismos como NUFOSOL (bacterias nitrificantes, hongos solubilizadores de fosfatos, levaduras y Bacillus, acondicionadores de suelo) en dosis entre 100 a 200 cc/cama una vez al mes. Luego hacer aplicaciones de mantenimiento bajando la dosis de NUFOSOL a la mitad o disminuir la frecuencia de aplicación.
- Mantener sustrato muy húmedo.
- Sombrear el sitio (cuando son focos muy marcados) y subir la humedad relativa.
- Adicionar enmiendas orgánicas.
El lavado y adición de microorganismos baja la conductividad eléctrica y modifica el tipo de sales dominantes en los suelos, la producción de CO2 y ayuda para la actividad de la fosfotriesterasa, que es la enzima encargada de la degradación de algunos pesticidas del suelo y la descontaminación ambiental proporcionando un ambiente saludable y adecuado para la zona de raíces de las plantas.
Referencias
– La textura del sustrato. Influencia en la disponibilidad de humedad. Rotoplas 2022.
– Propiedades físicas y químicas del suelo y su relación con la actividad biológica bajo diferentes manejos en la zona de Quibor. Artículo técnico (sin fecha).
– La salinidad del suelo y su fertilidad. Fertilab 2019.
– Qué es y para qué sirve la Conductividad Eléctrica. Proain. 2020