Aprovechando uno de los días de nuestra visita a Proflora, nos dimos cita con el actual decano de la Facultad de Agronomía, IA. Luis Ernesto Rodríguez, con quien tuvimos la oportunidad de charlar sobre el aniversario de la Facultad, los retos y perspectivas del programa de agronomía y la celebración que tendrá lugar el 24 de noviembre, entre otros temas:
Metroflor
Profesor Luis Ernesto, cuéntenos un poquito sobre los 60 años de la Facultad de Agronomía.
Luis Ernesto Rodríguez
Para mí es un motivo de alegría celebrar 60 años, pues la Facultad de Ciencias Agrarias ha sido un dinamizador del desarrollo del país en diferentes áreas. Tal vez una de las áreas más importantes ha sido el desarrollo del sector floricultor, que inicia con los primeros egresados, quienes hoy son dueños de fincas o gerentes, o fueron quienes iniciaron todo el proceso de desarrollo de la floricultura nacional.
A través del tiempo, los egresados se han distinguido por ser parte activa y generadores de empleo o riqueza para el sector floricultor. Por eso nos encanta volvernos a encontrar después de 60 años y poder condecorar a aquellos egresados ilustres que han sido parte del desarrollo del sector agrícola del país. Dentro de las actividades tenemos una que hemos venido desarrollando desde hace aproximadamente 6 meses: conversatorios cada 15 días sobre diferentes temas atinentes al desarrollo de cada una de las disciplinas y su impacto en el país.
Ese trabajo ha sido muy interesante, ha estado enfocado en que los estudiantes puedan escuchar otras versiones; lo hemos hecho mucho con egresados ilustres de cada una de las áreas en que trabajamos. Hemos hecho conversatorios en desarrollo rural, sanidad vegetal, fisiología, genética y mejoramiento y cada una de las áreas fundamentales para el desarrollo de la Facultad.
M: ¿Hace cuánto tiempo es profesor usted?
L.R: Empecé hace 26 años. Durante 5 años trabajé en Floramérica. Allí empecé a trabajar en temas de mejoramiento genético, casi que siendo el primer mejorador en flores del país. Hasta ese momento, no había mejoramiento genético; después, muchas empresas empezaron a generar este tipo de programas. El mundo floricultor empezó a ver que en Colombia se podía hacer mejoramiento genético en flores durante todo el año, a diferencia de Holanda y Países Bajos, donde la producción y el mejoramiento se hace únicamente en primavera y verano. Entonces fue un aporte interesante que me sirvió posteriormente para hacer desarrollos a nivel de la Facultad.
M:¿Usted es graduado de la UNAL sede de Bogotá?
L. R: No, yo soy egresado de la UPTC, pero hice la maestría y el doctorado en la Universidad Nacional, sede Bogotá. Como decano llevo aproximadamente un año (el periodo es de dos años). Estamos tratando de impulsar el futuro de la formación de la ingeniería agronómica y potenciar cada uno de los componentes asociados con procesos productivos, especialmente en flores. Actualmente la facultad ofrece una línea de profundización en flores; tenemos pasantes en muchas empresas y, bueno, la facultad sigue presente y vigente en el desarrollo del sector.
M:¿Y los recién graduados sí se están presentando a agronomía?
L. R: Ese es uno de los componentes que a veces vemos con mayor dificultad. A nivel de la Facultad de Ciencias Agrarias, todavía tenemos una buena cantidad de aspirantes. Aproximadamente estamos recibiendo entre 80 y 90 estudiantes nuevos cada semestre, de los cuales algunos se cambian de carrera. Tenemos una muy buena cantidad de estudiantes que ven que el sector tiene posibilidad de desarrollo y creo que eso es lo más importante.
M: ¿Cuál es el porcentaje de mujeres que ingresan a la Facultad?
L. R: Cuando yo empecé, el porcentaje de mujeres era del 5% – 10%. Hoy estamos casi en el 50% en algunos casos; en otros la cantidad de mujeres ya está superando a la de hombres. Son muy emprendedoras, muy organizadas y representan un número grande en los aspirantes.
M: Hasta hace pocos años las flores han estado muy dominadas por los ingenieros agrónomos, pero últimamente hemos estado viendo que hay mucha gente en cargos de responsabilidad que son ingenieros ambientales, biólogos, microbiólogos, agroecólogos, etc. Nosotros nos preguntamos por qué esa diversificación siendo la agronomía es una disciplina tan integral.
L. R: Bueno, yo creo que el sector de las flores da un amplio espectro de posibilidades para diferentes disciplinas. Por supuesto, la ingeniería agronómica es fundamental, pero no podemos dejar de hablar de entorno ambiental, procesos sostenibles, diversidad biológica y ecológica. Creo que el ingeniero agrónomo sí tiene una gran versatilidad, pero está muy enfocado en la producción. Hay otras áreas, como las del componente ambiental, que en muchos casos no son tan profundas en la facultad.
Ahora estamos pensando en ofertar una nueva carrera (ingeniería agroindustrial), de tal forma que el ingeniero agrónomo tenga la posibilidad de doble titulación y tenga un perfil de gerente, emprendedor, capaz de mirar diferentes mercados: eso nos abriría una puerta importante en el sector productivo. En la agroindustria, inclusive en flores, donde la postcosecha en gran parte está liderada por ingenieros industriales. Si tenemos una formación de ingeniería agroindustrial, esperaríamos que parte de las postcosechas y todos los procesos de transformación tuvieran presencia de ingenieros agrónomos. Es una crítica que nos hace muchas veces el sector: que son muy buenos técnicos pero que les falta un poco más de formación en el componente financiero, económico, macroeconómico y de manejo de personal. Es algo en lo cual estamos trabajando.
M: ¿Usted qué les diría a los jóvenes que están considerando estudiar agronomía y que aún no se deciden?
L. R: Que es una de las áreas del conocimiento más interesantes. De la agronomía depende la alimentación y hoy uno de los retos que tiene la humanidad es producir alimentos y cuidar el ambiente. Ese escenario de la seguridad de toda la producción primaria, la producción ligada a la mejoría de la salud, es algo que estamos buscando. El ingeniero agrónomo nunca será reemplazado por nada; ni por la inteligencia artificial ni por ninguna otra disciplina, porque lo realmente importante es el contacto con la tierra, con el ambiente, con la comida, con todo lo que permite que haya vida en la Tierra: es de las pocas carreras que, si bien no es tan fácil, tiene una proyección a futuro muy importante.
M: El 24 de noviembre celebramos el día del ingeniero agrónomo, ¿Qué mensaje le gustaría mandarles?
L. R: Nosotros estamos de fiesta del 20 al 24 y terminamos nuestra celebración de los 60 años con el día del ingeniero agrónomo. Para mí la ingeniería agronómica es una disciplina que permite, facilita y trabaja por la vida; y en la medida que tengamos vida, vamos a necesitar ingenieros agrónomos e ingenieras agrónomas fuertes, empoderados e importantes, porque es parte de generar conocimiento, pero también de producir comida y, pues, obviamente sin comida de buena calidad, no hay vida.
M: Bueno y en esos cuatro días de fiestas. ¿Qué van a hacer? ¿A quiénes están esperando?
L. R: Tenemos varios conversatorios donde estamos invitando a los sectores productivos, gremios, federaciones y asociaciones para hablar un poco sobre el futuro. Queremos charlar sobre el futuro de la formación del ingeniero agrónomo y lo que espera el país en función de tener una visión a largo plazo del desarrollo de la agricultura.
Entonces creo que va a ser un espacio para encontrarnos, para poder aportar al desarrollo, para agradecer a la Universidad por permitirnos ser parte de esa institución. Tenemos ejemplos de algunos egresados que han vuelto a su Universidad después de muchos años, colaborando con apoyos y recursos; ellos afirman que el paso por la Universidad les permitió ser exitosos en la vida. Queremos que se convierta en un gremio de egresados muy fuerte, que ayude también a la construcción de la Facultad, de la Universidad y del país.
A los nuevos estudiantes queremos mostrarles el camino que han seguido las generaciones anteriores, siempre teniendo muy claro que sin una buena formación técnica como base no hay posibilidad de tener una alta competitividad en el sector productivo del país.
M: Profesor, ¿desea agregar algo que no hayamos tocado durante esta charla?
L. R: La facultad en este momento está trabajando en programas muy importantes a nivel nacional, en proyectos de investigación, en programas de transferencia de tecnología y en que los estudiantes tengan la posibilidad de hacer procesos de internacionalización. Estos procesos son muy interesantes para el estudiante y, desafortunadamente, los estudiantes que se van a una Universidad extranjera a hacer una pasantía generalmente no vuelven porque terminan quedándose y formándose en el exterior. Uno entiende, porque acá hay recursos limitados para apoyar a estudiantes de maestría y doctorado. Si bien es un aporte al ascenso social de los estudiantes, también vemos con preocupación que el país se pueda perder de los mejores talentos porque afuera hay más oportunidades.
Estamos trabajando con el Ministerio de Agricultura en apoyar a los estudiantes de pregrado, maestría y doctorado. También estamos trabajando con el Ministerio de educación para analizar la interacción entre agricultura y educación; estamos proponiéndole al gobierno que gran parte de la investigación la puedan desarrollar las universidades, que se prioricen los temas estratégicos, que el desarrollo se haga a través de la Universidad, de tal manera que podamos formar capital humano, pero que también impactemos al desarrollo territorial y local del país.
Una Universidad es viable y vigorosa en la medida que tenga estudiantes y, para tener estudiantes, debemos tener recursos para hacer investigación y que las investigaciones trasciendan; por eso la transferencia de tecnología y apropiación del conocimiento es uno de los componentes en los que más estamos trabajando.