Por: Rodrigo Vergara Ruiz
I.A., M.Sc. Entomología

1. Introducción

Un orden de insectos con escasos estudios por los profesionales colombianos, es el Dermáptera. En él se incluyen las conocidas tijeretas, también llamadas cortapicos, cortatijeras, tijerillas, cortapichas, etc, según el país donde se les mencione. En este grupo taxonómico se incluyen cerca de 2000 especies, distribuidas en todos los continentes. Maess y Haas (2006) registran para Nicaragua 42 especies en más de 6 familias. En Colombia los estudios se conocen desde hace varias décadas, en efecto Hebard (1933) presenta aportes clásicos a su conocimiento desde el siglo XIX. Pero se consideran pobres los aportes en este tema. Amat y Fernández (2011) incluyen para el país 57 especies en 6 familias, de 29 géneros. Afirman de la ausencia de investigaciones y personal científico para este orden. En Venezuela, Brindle (1982), incluye 84 especies, en 5 familias y para Perú, 55 especies, en 5 familias. Estas cuantificaciones son similares para otros países de la región. Posada (1989), en Colombia registra cerca de diez especies de dermápteros (Figura 1).

Los especímenes de dermáptera son de cuerpo alargado, ligeramente aplanado, de tamaño mediano a pequeños, de color negro a castaño oscuro. Algunas especies presentan brillos metálicos y exhiben un par de cercos posteriores. Casi siempre viven bajo las piedras, en las frutas y cortezas de los árboles.

Sobre los dermápteros se han hecho todo tipo de juicios y calificativos. Estos insectos son de tipo omnívoro, aunque existen especies primitivas de hábito predador y las cuales se emplean en programas de control biológico de insectos plagas. Por ello el título de estas notas busca valorar los dermápteros en toda su dimensión.

  1. Aspectos taxonómicos

A pesar del poco conocimiento de especies en el orden Dermaptera, unas 2000, los estudios taxonómicos son bien antiguos. Una retrospectiva señala que las primeras clasificaciones de los dermápteros corresponden a Verhoeff (1901) y Zacher (1911) apoyadas en el estudio detallado de las genitalias de los machos. Burr (1911) establece la primera clasificación de los géneros y especies basada en los caracteres morfológicos externos más fáciles de distinguir que el análisis de las genitalias. Hincks (1955 y 1959) elabora una clasificación general del orden que es revisada posteriormente por Popham y Brindle (1966-1969) aportando claves para la identificación de los géneros. Estos autores proponen la separación de un grupo más primitivo -con una genitalia del macho de dos lóbulos-, constituido por las familias Carcinophoridae, Labiiduridae y Pygidicranidae y un segundo grupo -con una genitalia simple-, formado por las familias Chelisochidae, Forficulidae y Labiidae. La familia Pygidicranidae es considerada desde el punto de vista filogenético la más antigua por la forma blatodea del cuello. Steinmann (1975) propone una revisión de la clasificación a nivel de subfamilias basada en la forma de las tegminas y en la forma más o menos aplastada del cuerpo. Posteriormente, este mismo autor propone una clasificación en dos subórdenes, los Catadermaptera -con las superfamilias Apachyoidea, Carcinophoroidea y Pygidicranoidea- con una genitalia del macho de dos lóbulos y los Eudermaptera con la superfamilia Forficuloidea, con una genitalia simple (Steinmann, 1986).

En la clasificación de los dermápteros se presenta una cuestión significativa como es la posición de dos grupos de dermapteroides parásitos, los Arixenina y los Hemimerina adaptados a la vida parasitaria. La fauna de dermápteros del mundo comprende 1912 especies. En Europa se encuentran 83 especies agrupadas en cinco familias, y en la Península Ibérica se han identificado 30 especies que corresponden: 20 especies de la familia Forficulidae, siete de Anisolabididae, dos de Labiduridae y solo una especie de la familia Spongiphoridae.

En síntesis, el orden como tal presenta tres subórdenes (dos ya extintos: Archidermaptera y Eodemaptera) en ellos se incluían las familias también extintas; Demapteridos, Photidiplaytidae, Semenoviolidae y Turanodematidae.  Persiste el suborden Neodemaptera, con 11 familias (Engel & Haas, 2007). La familia con mayor número de especies a nivel mundial es la Spongiphoridae con 512 especies y la Arixeniidae es la de menos especies solo cinco. En total Herrera (2015) calcula un número de 1.912 especies para todo el mundo en 10 familias (Figura 2).

Tal como lo afirman Villacide y Masciocchi (2011), las tijeretas son insectos pertenecientes al orden Dermáptera, de alas cortas y movimientos rápidos. Normalmente los individuos adultos son de color castaño oscuro con vetas color canela. En general miden entre 1 y 2,5 cm de longitud. Su aparato bucal es de tipo masticador, poco desarrollado. Los machos son más grandes que las hembras y tienen un par de pinzas robustas como accesorios en la punta del abdomen llamadas “fórceps”.  Las hembras son de color más claro y sus apéndices abdominales son más pequeños. Las pinzas, las utilizan como mecanismo de defensa, para sujetar a sus presas, o al momento del cortejo. Los adultos pueden ser alados o carecer de alas (ápteros). Cuando son alados, el primer par de alas es muy corto, duro y sin venas, y se le llaman tegminas o élitros. El segundo par de alas es membranoso y grande, pero en reposo se dobla bajo el primer par.

  1. Alimentación

Los dermápteros constituyen un orden relativamente pequeño de insectos, con unas 2000 especies. Los anglosajones tenían la falsa creencia de que las tijeretas se introducían en los oídos de las personas y de ahí su nombre en inglés earwig. La mayor biodiversidad se presenta en los bosques ecuatoriales de las regiones tropicales; de hábitos nocturnos, viven en la superficie del suelo, bajo las piedras, en los tocones, etc. Se han encontrado ejemplares de Forfícula auricularia en duraznos y melocotones. En Canarias se ha colectado Labidura riparia en las playas, Euborellia annulipes en las plataneras y Gonolabis maxima en cuevas (Herrera Mesa, 1999).

La alimentación de los dermápteros es de tipo omnívoro, aunque algunas especies más primitivas son predadoras por lo que se utilizan para la lucha biológica o lucha integrada. En general la mayoría de los forficúlidos son saprófagos, detritívoros o fitófagos alimentándose de los pétalos de las flores. En la literatura científica se han descrito también casos de canibalismo. Las tijeretas utilizan los “cercus” para la captura y retención de las presas.

Forfícula auricularia es la especie de “tijereta” presente en la Patagonia Argentina. Ésta es originaria de Europa, Asia Occidental y África. En su hábitat natural es un insecto relativamente común de jardines, pero, en diversas regiones donde ha invadido, se ha convertido en una plaga doméstica y de cultivos. En dichas áreas, es capaz de provocar pérdidas económicas que pueden ser importantes en diversas producciones fruti-hortícolas, especialmente en cultivos bajo cubierta (Villacide y Masciocchi, 2011).

Su alimentación es omnívora. Consumen materia vegetal, tanto viva como en descomposición, e insectos. En su dieta se pueden mencionar flores, frutos, hojas, brotes, granos y céspedes, entre otros. Estos hábitos los conservan a lo largo de todo el ciclo de vida, observándose su mayor voracidad cuando las ninfas (tijeretas jóvenes) se acercan a la madurez. Los signos visibles del daño provocado en frutos se traducen en agujeros pequeños aunque profundos, distinguibles de aquellos producidos por babosa debido a la usencia de baba (Villacide y Masciocchi, 2011) (Figura 3).

Algunas especies cosmopolitas como Euborellia annulipes se utilizan la lucha biológica como pre­dador, en cultivos de interés económico como las explotaciones de caña de azúcar y las plataneras. Así mismo Labidura riparia es también un predador de larvas y pupas de mariposas, áfidos y larvas de coleópteros, en cultivos de cereales, maíz, algodón, soja y sorgo por lo que es utilizada de forma eficaz para la lucha integrada.

La tijereta europea se informó que puede consumir pulgones, arañas, pupas de Lepidopteros, huevos de escarabajos, cochinillas y colémbolos, así como la materia vegetal. El consumo de áfidos es especialmente frecuente y bien documentado (Chant y McLeoi, 1952). Buxton y Madge (1976 a & b.). Además de las plantas superiores mencionadas anteriormente, las tijeretas consumen algas y hongos, y con frecuencia consumen materia vegetal y animal en proporciones iguales (Buxton y Madge, 1976).

Para Villacide y Masciocchi (2011) Las ninfas nacen en aproximadamente 7 días y se alimentan inicialmente de la cáscara de sus propios huevos. Presentan una metamorfosis incompleta (es decir son hemimetábolos). Esto significa que los estadios inmaduros, denominados ninfas, son muy similares a los adultos pero de color más suave, sin alas y con fórceps delicados. Luego del nacimiento, la hembra continúa cuidando a las jóvenes crías durante un breve lapso de tiempo (primeros estadios ninfales), hasta que éstas abandonan la madriguera. Las hembras y las tijeretas jóvenes salen de sus nidos en busca de alimentos hacia mediados del verano. Durante este período, se observa una mayor abundancia de individuos, y es el ideal para aplicar las medidas de control.

Romero y Virla (2009) evaluaron la preferencia alimenticia de la tijereta hacia maíz, larvas o huevos de S. frugiperda y midieron la capacidad de consumo de huevos por ninfas.  Se halló que la tijereta, Doru lineare  prefiere ingerir polen que granos de maíz tiernos, no detectándose el consumo de follaje. Como entomófagos, los dermápteros consumieron indistintamente cantidades similares de huevos y larvas neonatas. En sus cuatro estadios inmaduros las tijeretas consumen 438.56 huevos con un promedio diario de 1502 huevos (Figura 4).

Especímenes de Forficula auricularia actúan como depredadores generalista de Aphis gossypii Glover; Aphis spiraecola (Patch) y Toxoptera aurantii Boyer de Foscolombe. Esto fue demostrado por Cañellas, Piñol y Espadaler (2005) en cítricos en España. La intensidad de depredación está en relación con el desarrollo de poblaciones de pulgones y el efecto neto de la presencia de tijeretas puede verse como de signo positivo, desde la perspectiva del agricultor. Romero y Virla (2009) verificaron la capacidad de consumo de parte de Doru luteipes (Scudder) en su estado ninfal sobre huevos de Diatraea saccharalis (Fabricius) y encontraron una media de 591.3 huevos consumidos. Esta alta tasa sugiere un cuidado especial sobre las poblaciones de tijeretas.

  1. Importancia económica

Los dermápteros no están considerados entre las plagas más significativas de los insectos; aunque algu­nas especies son estimadas como una amenaza para ciertos cultivos, otras en cambio son utilizadas para la lucha integrada, e incluso algunas especies como Forficula auricularia son especies ambivalentes ac­tuando como plaga en frutales y utilizarse para la lucha biológica contra los áfidos (Aphis pomi y Eriosoma lanigerum) que atacan a los manzanos (Carrillo, 1985). Quizá esta tijereta es de las especies más perjudi­ciales porque causa daños en plantas ornamentales como las rosaledas, en las que estropea los pétalos de las rosas y en los frutales como los albaricoqueros, melocotoneros, ciruelos y manzanos (Carroll et al., 1985). Posada (1989) reporta como especies fitófagas las siguientes: Foficula auricularia masticando follaje en clavel, geranio y rosa; Doru lineare (Eschscholtz) y Doru luteipes (Scudder) consumiendo follaje en arroz y masticando pseudotallo en plátano y banano y cuatro especies más como masticadora del pseudotallo en banano y plátano: Mixocosmia intermedia (Burr); Neocosmiella atrata Hebard; Labia dorsalis (Burmeister) y Vostrex bolivianus Brinde (Figura 5).

Las tijeretas son omnívoros se alimentan de una gran variedad de materia vegetal y animal. Aunque sus hábitos depredadores compensarían en parte su comportamiento fitófagos, en ocasiones la tijereta europea puede infligir daños significativos a las verduras, frutas y flores, porotos, remolacha, repollo, apio, acelga, coliflor, pepino, lechuga, papa, ruibarbo, y el tomate son algunos de los cultivos de hortalizas a veces preferidos.

Las plántulas y plantas que proporcionan las tijeretas con buen abrigo, como las cabezas de coliflor, las bases de los tallos de las acelgas y las mazorcas de maíz, son particularmente susceptibles de ser comidas, y también de estar contaminados con materia fecal. Entre las flores más frecuentemente lesionadas son la dalia, clavel, rosas. Fruta madura como manzana, albaricoque, melón, ciruela, pera y fresa a veces se han registrado daños en estas plantas.

La situación económica de las tijeretas es objeto de controversia. Las tijeretas sin duda a veces incurren en daños a los cultivos de hortalizas y flores, tanto por el consumo de la hoja y el daño en la fruta. La lesión del follaje es generalmente en forma de numerosos agujeros pequeños. Todo el follaje y pétalos de flores pueden ser completamente devorados. Sin embargo, la presencia física de las tijeretas como contaminantes de cultivos es quizás aún más importante, porque la mayoría de la gente puede encontrar su presencia y olor repulsivo. La molestia asociada con su presencia se ve agravada por la tendencia de las tijeretas de agregar, a menudo en asociación con las habitaciones humanas; la mayoría de la gente simplemente las encuentra molestas.

Las tijeretas pueden ser un problema en la producción hortícola.  Al momento de alimentarse pueden generar agujeros profundos en los frutos, provocando su desvalorización y, exponiéndolo al contacto directo con hongos u otros insectos. También se las puede encontrar viviendo en frutos mal formados o con la punta abierta en el caso de la frutilla. Cuando las poblaciones son abundantes, pueden alimentarse de plantas blandas dañando lechugas, fresas, dalias, margaritas y rosas. Cualquiera sea el tipo de daño que provoquen, las pérdidas económicas consecuentes pueden ser importantes para la producción fruti-horticola (Villacide y Masciocchi, 2011).

  1. Biología de tijeretas

Los dermápteros son hemimetábolos. Se acoplan los dos sexos, posterior a toques del macho sobre la hembra, previa exploración mediante las antena entre ambos congéneres (Herrera, 2015). Posteriormente la hembra oviposita entre 25 a 70 huevos en el suelo y los cuida durante épocas críticas. Estos huevos incuban, a unas dos semanas y las ninfas pasan por 4 a 6 estadios. Estos insectos son univoltinos. En las tijeretas el adulto normalmente mide 13-14 mm de longitud, aunque algunos individuos son notablemente más pequeños. La medida de la cabeza alrededor de 2,2 mm de anchura. Adultos, incluyendo las patas, son de color marrón rojizo o marrón oscuro en color, aunque más pálido ventral. Las antenas tienen 14 segmentos. A pesar de la apariencia de ser sin alas, los adultos tienen alas traseras largas dobladas debajo de las alas anteriores. Aunque rara vez se observa volando, cuando esté lista para tomar el vuelo, los adultos por lo general suben y despegan de un objeto elevado. Las alas traseras se abren y cierran rápidamente por lo que es difícil de observar las alas. Los adultos tienen un conjunto de pinzas en la punta del abdomen. Los adultos pueden utilizar las pinzas en defensa, torciendo el abdomen hacía adelante sobre la cabeza o hacia los lados para acoplarse a un enemigo, a menudo otra tijereta. Las pinzas pronunciadas s el rasgo más distintivo de las tijeretas; en el macho las pinzas están fuertemente curvadas mientras que en la hembra se curva ligeramente. Las pinzas de algunos machos son de 5 mm de largo, mientras que otros tienen 9,5 mm de largo (Jacobs, 2009).

Huevo: El huevo es blanco nacarado en color y forma oval a elíptica. Las medidas del huevo 1,13 mm de longitud y 0,85 mm de ancho cuando primero deposita, pero absorbe agua, se hincha, y casi duplica su volumen antes de la eclosión. Los huevos son depositados en una celda en el suelo, en un solo grupo, por lo general dentro de los 5 cm de la superficie. Número medio de huevos por grupo se informó en un rango de 30 a 60 huevos en el primer grupo. El segundo grupo, si se producen, contiene sólo la mitad de los huevos. Duración de la fase de huevo en condiciones de campo en invierno promedios de 72,8 días (rango 56-85 días). La segunda o la primera camada de huevos requieren sólo 20 días en eclosionar. Los huevos son atendidos por la hembra, que con frecuencia mueve los huevos alrededor de la célula, y al parecer mantiene el moho para que se desarrolle en los huevos (Buxton y Madge 1974). Las hembras cuidan de sus huevos y los de otras tijeretas, y luchan con cualquier intruso (Figura 6).

Ninfa: Los estados de ninfa, en número de cuatro, tienen la misma forma general que los adultos, excepto que las alas aumentan de tamaño con la madurez. Las pinzas están presentes en todos los estadios, creciendo en tamaño con cada muda. El color externo se oscurece, cambiando gradualmente de color marrón grisáceo a marrón oscuro, como la ninfa madura. Las patas son de color a lo largo. Las almohadillas de las alas son de primera patente en el cuarto instar. La media de la anchura de la cápsula cefálica es de 0.91, 1.14, 1.5, y 1.9 mm en estadios 1-4, respectivamente. Longitud corporal media es 4.2, 6.0, 9.0 y 11.9 mm, respectivamente. El número de segmentos de la antena es de 8, 10, 11, y 12 en estadios 1- 4. Duración (rango) de los estadios media bajo temperaturas de laboratorio de 15 a 21 ºCes 12.0 (11-15), 10.2 (8-14), 11.2 (9-15) y 16.2 (14-19) días para los estadios 1-4. Sin embargo, el tiempo de desarrollo es considerablemente más larga en condiciones de campo, requiriendo 18-24, 14-21, -20, y alrededor de 21 días para los estadios correspondientes. Las ninfas jóvenes son custodiadas por la tijereta madre, que permanece en o cerca de la celda donde se depositan los huevos hasta que se alcanza el segundo estadio de la ninfa (Figura 7).

Las tijeretas son nocturnas, pasan el día, ocultas bajo restos de hojas, en las grietas y hendiduras, y en otros lugares oscuros. Su actividad nocturna se ve influenciada por el clima. La temperatura estable fomenta la actividad, y la actividad se ve favorecida por temperaturas mínimas más altas, pero desalentado por temperaturas máximas más altas. La humedad relativa alta parece suprimir el movimiento mientras que altas velocidades de viento y una mayor cobertura de nubes fomentan la actividad en la tijereta (Chant y McLeod 1952). Ellas producen una feromona de agregación en sus heces que sea atractiva para ambos sexos y para ninfas, y la liberación de químicos defensivos de las glándulas abdominales (Walker et al., 1993).

Figura 7. Adulto recién formado de tijereta

El comportamiento social está débilmente desarrollado en la tijereta europea. Los machos y las hembras se aparean a finales del verano o el otoño, y luego construyen un túnel subterráneo (nido) en el que pasan el invierno. La hembra impulsa el macho del nido en el momento de la oviposición. Los huevos son manipulados con frecuencia, aparentemente los limpian para evitar el crecimiento de hongos. Ella volverá a poner los huevos en un intento de proporcionar la temperatura y la humedad óptima para los huevos. Aunque la hembra normalmente mantiene los huevos en una pila, como el tiempo para incubar enfoques ella extiende los huevos en una sola capa. Después de la eclosión, las hembras siguen custodiando a las ninfas y proporcionándoles alimentos. La comida es proporcionada por las hembras que transportan objetos en el nido, y por regurgitación. Por lo tanto, no hay cuidado de sus padres, no hay cuidado de la cría en cooperativa.

Las tijeretas prefieren áreas húmedas y oscuras. Son insectos de hábitos nocturnos que buscan protección durante las horas diurnas. Lugares oscuros y tranquilos, como grietas, cavidades, bajo piedras, leña, enmalezados o camellones con mulching están entre sus sitios de refugio preferidos. Normalmente prefieren sitios exteriores a menos que existan poblaciones excesivamente grandes o condiciones ambientales adversas. Bajo éstos últimos escenarios, suelen introducirse en sótanos, bodegas, invernáculos y/o sitios donde encuentren alimentos. Sin embargo, en algunos lugares donde no son consideradas plagas, son beneficiosas pues se alimentan de otros insectos, como por ejemplo, pulgones, ácaros y pequeñas arañas (Villacide y Masciocchi, 2011) (Figura 8).

Figura 8. Daños de tijeretas en sus hospederos.

La  capacidad de dispersión de Forficula auricularia L., fue estudiada por Pavon et al. (2011). En áreas geográficas de México. Esta tijereta es nativa de Europa Oeste de Asia y probablemente del Norte de África, pero se ha dispersado a todos los continentes, excepto en la Antártida. Esta especie y sus poblaciones fueron distribuidas en madera aserreda, plantas arbustivas de ornato, pacas de  papel periódico y abarrotes de mercadeo común  en las costas de USA.  Su aparición se observó por explosiones demográficas inusitadas en puertos de Estados Unidos. Luego la especie se estableció en la plataforma continental, afectando hortalizas, frutales, flores y plantas en general. Pavon et al.  (2011) asocian a F. auricularia con dos hospederos: Cupressus guadalupensis S. Watson y Abies religiosa (Kunth). Los investigadores presentan la preocupación de un desplazamiento de especies nativas por presión biológica de F. auricularia, que ya fue registrada a la Isla de Guadalupe (Figura 9).

  1. Anotaciones finales

Sobre las tijeretas no existe una gran producción científica en Colombia. Son insectos “estigmatizados”. Pero se puede afirmar que las tijeretas son insectos inofensivos, aún así, los fórceps pueden producir la sensación de un pequeño pellizco. Generalmente, no son destructivas, no son venenosas y no morderán ni picarán a los seres humanos.

Las diversas especies son invasoras y su morfología ocasiona rechazo de las personas. Son organismos de fácil prevención en zonas cultivadas. Villacide y Masciocchi (2011) sostiene de manera enfática en señalar que para prevenir la presencia de las tijeretas se sugiere limpiar los jardines y lugares cercanos a las huertas y/o viviendas, a fin de reducir la disponibilidad de lugares de refugio. Por otro lado, se puede esparcir cenizas a modo de repelente, alrededor de los invernáculos. Alternativamente, es posible fabricar un repelente casero que se debe aplicar rociando a las plantas en forma de lluvia. El mismo consiste en una mezcla preparada con: 5 dientes de ajo, 1 taza de agua y 3 gotas de jabón líquido. Mezclar el ajo y el agua en una licuadora hasta crear un líquido. Colar la mezcla y añadir 3 gotas de jabón líquido. Agregar suficiente agua hasta completar un litro con la mezcla (Figura 10).

Figura 10. Instalación y conformación de trampas para tijereta.

Por tratarse de insectos domésticos y frecuentes en huertos es conveniente minimizar el uso de insecticidas. La manera más eficaz de controlar las tijeretas, sin insecticidas, es mediante el uso de trampas. Las mismas pueden ser simplemente cartulina acanalada, envases invertidos con papel desmenuzado en su interior, latas pequeñas con las aberturas pinchadas en los extremos, ladrillos o trapos húmedos que actuarían como refugio durante las horas del día. Las mismas deben recogerse todos los días por las mañanas y matar las tijeretas que se encuentran dentro o debajo, colocando la misma dentro de un recipiente con agua y unas gotas de detergente.

Dentro de las trampas sugeridas anteriormente se pueden colocar algunos cebos que sirvan como atrayentes de las tijeretas. El aroma de la cerveza es muy atractivo para estos insectos. Por lo cual una latita llena de cerveza (o cerveza con levadura en proporciones variables) enterrado al ras en el suelo, suele ser un método muy eficaz para capturarlas. Este preparado las atrae, ahogándolas al caer adentro. Por otro lado, algunas rodajas de pepino dispersas en las zonas más oscuras, debajo de los arbustos por ejemplo, también son atrayentes. Otro cebo posible puede ser aceite vegetal que contenga una cantidad pequeña de grasa de tocino o aceite de pescado. Dicho cebo puede ser colocado en latas pequeñas, completadas hasta un tercio de su volumen. La grasa de tocino y el aceite de pescado atraen a las tijeretas, que caen en el aceite vegetal y se sofocan.

Aunque primaría el sabio criterio de la “odiosa comparación”, es factible hacerlo con las poblaciones de tijeretas y la llamada mariquita arlequin Harmonia axyridis  (Pallas), ambos depredadores generalistas. Aparentemente las especies de tijeretas son más predadoras que fitófagas, pero H. axyridis es un insecto invasor multivoltino, con gran potencial biótico y sus poblaciones ocasionan serias molestias en los países donde se ha introducido. La gente no quiere tener estos visitantes en sus viviendas y cuando en los frutales no encuentran presas  (insectos chupadores) se alimentan de frutos, como uvas, peros y manzanos. En la literatura no se encuentra una forma para hacer un comparativo de beneficio/costo de estos insectos. Su valor y dimensión real está en los análisis de técnicos y productores (Figura 11).


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