Por: Vidal Arnulfo Romero
Periodista
Si todo se da, en el 2030 Colombia podría superar más de mil quinientas hectáreas cultivadas de marihuana y generar más de 25.000 empleos. Si no, nos habremos quedado estancados ante una de las industrias con mayor potencial económico en el mundo y perderemos la ventaja competitiva que tenemos frente a países que sí avanzan rápido en la regulación.
Durante años, el uso de marihuana ha sido un tema muy controversial en Colombia entre quienes defienden su uso medicinal y quienes la ven solamente como algo recreativo. Pero mientras sigue la polémica, la industria del cannabis medicinal y recreativo a nivel mundial mueve entre $4.200 y $5.200 millones de dólares anuales. Colombia contribuye con $99 millones, –según el Centro Económico y Social, Fedesarrollo– una cifra pequeña, en proporción con el potencial que aspira tener nuestro país al 2030.
Es que, en Colombia, según Fedesarrollo, actualmente hay 56 hectáreas de cultivos de plantas de marihuana en todo el país y hay licencias para cultivar en 101. Pero al 2030, el Centro Económico proyecta que pasemos a tener 1558 hectáreas. Una cifra que se puede lograr, teniendo en cuenta que hay 3741 pequeños y medianos productores en espera de aprobación. Lo malo es que muchos esperan desde 2017.
Sucede que el gobierno y el sector financiero han ido a paso lento en cuanto a la regularización del negocio, en parte por la preocupación frente al lavado de activos y el negocio criminal que puede crecer a su alrededor, pero también por el estigma que podría generarse debido a la cruzada contra las drogas que promueve nuestro país en el exterior. Otro punto que hay que tener en cuenta es que la producción, comercialización y exportación de la marihuana medicinal en Colombia se aprobó en 2015, una ley relativamente nueva.
Sin embargo, pese a los retardos, la industria está produciendo 975 empleos directos, y para 2030, la idea es que llegue a los 26.968, una cifra ambiciosa, pero muy “centrada”, según dijo el presidente ejecutivo de Asocolcanna en una entrevista reciente.
“Muy seguramente sí se van a lograr estas cifras, ya que hay empresas que en menos de 12 o 13 meses ya tienen cerca de 400 empleos directos, y ocupan cerca de 1.000 empleos adicionales simplemente con la construcción de los invernaderos, los cultivos de plantas y toda la infraestructura que se necesita”, agregó.
Mientras que, para Mario Francisco Sánchez, miembro de la agremiación para el fomento de la cannabicultura en Colombia –el cual conforman 12 compañías productoras de cannabis, unas con licencias y otras no– el panorama también es muy bueno, aunque con algunas reservas.
Por ejemplo, para él, “hablar en este momento de un potencial de la marihuana colombiana y sus productos no sería tan relevante”, en comparación con la calidad de la que se produce en otro país. Pero espera que, en un término de 10 años, se pueda alcanzar el máximo nivel de la planta a través de procesos de fito-mejoramiento “con el cual ya podamos hablar de unas cualidades específicas y de producir industria”.
Y respecto a la regulación, Sánchez cree que el tema de la lentitud para cultivar en un número más amplio de hectáreas, también pasa por el desconocimiento que existe frente al uso del cannabis y no solo por lentitud gubernamental. “En nuestro caso, trabajamos con un fin multipropósito. Producimos cannabis no psicoactivo (cáñamo industrial) para fines cosméticos, medicinales, industriales e inclusos alimenticios”.
En el caso de la agremiación, esperan, a 2030, tener más de cuatro mil hectáreas para cultivo, no solo porque es la cantidad necesaria para ser una empresa competitiva respecto al cáñamo multipropósito, sino porque dentro de los agremiados suman en proceso de licenciamiento –y otras que ya lo tienen– más de 500 hectáreas y subiendo”.
Es que si tan solo se cultivara en las 101 hectáreas que ya tienen licencia para hacerlo, se duplicarían automáticamente los ingresos hacía el orden de los 180 millones de dólares, así como los empleos. Y de darse la ampliación del número cómo se va dando, “no solo se generaría empleo sino también una transformación social y un cambio de paradigma del modelo del uso del cannabis”. Para Sánchez, ya no se vería simplemente como una droga, “sino como una planta que ha dado un montón de beneficios que atraviesan lo medicinal, lo alimenticio y hasta la creación de vivienda”
Además, llama la atención que desde el año 2009 –cuando el uso de marihuana medicinal se limitaba a investigación– pasando por 2010 –cuando se formalizó su comercialización para uso medicinal– hasta el 2017, la producción de cannabis pasó de 1.4 toneladas a 406.7, siendo el Reino Unido el principal país productor de preparados farmacéuticos que contienen extractos de cannabis, seguido por Canadá, donde recientemente (2017) se consume sin restricciones de manera recreativa.
Está claro es que el negocio de la marihuana crece a pasos agigantados y que Colombia tiene un gran potencial, la gran pregunta es ¿lo aprovecharemos?