Por: Angélica María Pardo L.
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En Colombia ha sido largo y tortuoso el camino hacia la regulación del plástico. Sin embargo, al término del primer semestre de 2022, el Congreso aprobó (después de 22 intentos legislativos fallidos) la ley 274 de 2020, cuyo propósito es la reducción gradual de la producción, comercialización y consumo de productos plásticos de un solo uso.
Básicamente, la norma señala 14 elementos plásticos que deberán desaparecer del mercado nacional, para lo cual se establecen dos plazos: uno de dos años y otro de ocho años contados a partir del momento de la expedición de la ley.
Los elementos plásticos que deberán desaparecer en dos años son las bolsas de los supermercados, las de empacar revistas y periódicos, los mezcladores, pitillos, palos de copitos y los soportes de bombas para inflar. Los plásticos que deben salir en ocho años son todos los platos, cubiertos y recipientes desechables para empacar comida; el confeti, serpentinas y manteles; todo tipo de empaques para frutas y verduras frescas y soportes para seda dental.
Aunque el propósito de la ley es la reducción gradual de este tipo de plásticos es, en realidad, poco gradual dar solo dos plazos y tan distanciados entre sí (dos y ocho años) en lugar de sumar restricciones año a año.
Los congresistas que la impulsaron dicen que esta ley es una de las más atrevidas y progresistas en materia ambiental en cuanto toca a los plásticos, sin embargo, está claro que en Colombia aún estamos muy atrasados a este respecto. En países como Francia, por ejemplo, donde la ley antiplásticos se expidió en 2020, desde enero de 2021 se pusieron en marcha medidas que uno creería bastante duras después de conocer la legislación colombiana como, por ejemplo, la prohibición de platos, vasos, pitillos y cubiertos plásticos, así como el icopor en que se empaca la comida para llevar. También se volvió obligatorio que los restaurantes y cafeterías dispongan de agua filtrada para desestimular el consumo de agua en botella.
En cuanto al empaque de los productos comestibles frescos, se prevén varias etapas en la transición, de las cuales algunas ya se han cumplido. Desde enero de 2022 está prohibido empacar una serie de frutas y verduras (como naranjas, pepinos y kiwis) en cualquier tipo de contenedores plásticos; para junio de 2023 serán agregados otros que se consideran más delicados (como frijoles, coles de Bruselas y tomate cherry); en 2024 se agregarán otros productos con la misma lógica (ej. espárrago, brócoli y champiñones) y para 2026 no podrá haber ninguno que se comercialice o distribuya en empaques plásticos. El plazo es más pequeño y la transición es mucho más gradual.
En todo caso, mejor tarde que nunca y ojalá que el gobierno nacional pueda desarrollar todos los instrumentos que se necesitan para llevar a la práctica esta ley tan importante para el medio ambiente. En cuanto a las sanciones, se prevén elevadas multas, decomisos de materiales plásticos e incluso, cerramientos definitivos de establecimientos comerciales que no cumplan con las medidas.