Por: I.A. William Pachón González
Technical manager
Haifa Colombia & Perú.
Los procesos productivos de cultivos de alta intensidad, como las flores de corte y ornamentales, requieren de condiciones de alta oferta medioambiental y tecnológica. En lo referente a nutrición, la demanda y su consecuente suministro de nutrientes se desarrolla principalmente con el uso de sales minerales, mayormente solubles, que puedan ser aplicadas por los equipos de riego y fertilización, buscando las mejores condiciones de calidad de soluciones nutritivas y eficiencias fisiológicas para las plantas. Uno de los indicadores de esta eficiencia está dado por los niveles y efectos de la salinidad que generan; sin embargo, no son la única fuente de salinidad y deben revisarse y plantearse estrategias y tácticas para la ejecución de un plan de nutrición acertado.
Las sales, cuyo indicador más acertado es la conductividad eléctrica -C.E., a medida que aumentan, generan una drástica reducción del potencial osmótico del agua, haciendo más difícil la extracción de la misma y de los nutrientes presentes en la humedad del suelo, lo que significa un mayor esfuerzo y gasto energético por parte de la planta, generando además, una oferta ambiental hídrica insuficiente que las puede conducir al marchitamiento y que, en todo caso, genera un estrés.
Además de la dificultad en la toma de agua, el incremento de salinidad puede generar y facilitar la acumulación de sales tóxicas como cloro, sodio y, en casos documentados en producción de flores en la Sabana de Bogotá, acumulación de sulfatos y boro; en la zona del Oriente Antioqueño, acumulación de boro.
Otro parámetro que se ve afectado conforme al nivel de salinización del agua o solución nutritiva es la velocidad con que se infiltra en el suelo, que además puede interferir con la biodisponibilidad de nutrientes en función al pH que genere.
Agua para riego
El agua indispensable para el desarrollo de los cultivos es también el vehículo con el cual se pretende proporcionar los nutrientes necesarios para el desarrollo de un programa nutricional.
Todas las aguas tienen sus características particulares que afectan el proceso de riego y nutrición de plantas. A continuación un resumen de las características adecuadas para uso agrícola:
Valores normales de un agua de riego
Estos parámetros son útiles mientras indiquen una situación y pueda, por tanto, tomarse una determinada acción: La C.E. es una medida indirecta de la cantidad de sales presentes en el agua, no indica necesariamente un nivel de sales para nutrición, pues existen varias sales tóxicas, no deseables, que están lejos de ser nutrimentales. La mayoría de los cultivos soportan hasta 3 mS/cm o DS/m, sin embargo, existen diferentes valores para cada especie y dentro de especies hay cultivares especialmente sensibles a niveles de C.E. relativamente bajos; a estos valores debemos sumar los aportes por los fertilizantes empleados, siendo la sumatoria total de los aportes del agua y de los fertilizantes, el valor aportante final de C.E.
Exceder los niveles tolerantes genera exposición de las plantas a estrés, con el seguido incremento en procesos respiratorios, que finalmente inciden de forma directa en la reducción de los niveles de rendimiento de los cultivos, es decir, afectan directamente la rentabilidad de los cultivos y la salud de los suelos.
Los sólidos totales disueltos, TDS: comprenden las sales inorgánicas (principalmente de calcio, magnesio, potasio y sodio; bicarbonatos, cloruros y sulfatos) y pequeñas cantidades de materia orgánica que están disueltas en el agua. Representan una medida de la salinidad aparente y con frecuencia se determinan indirectamente al medir la conductividad eléctrica C.E. Son además un valor importante para el diseño de sistemas de riego y nutrigación, indicando necesidades de filtrado entre otros aspectos.
Otro factor importante es la Relación de Adsorción de Sodio (RAS), que indica la relación de sodio presente con las sumatoria de calcio y magnesio.
Altos valores de sodio generan daño de características físico-químicas de los suelos, por la adsorción excesiva del ión en el complejo coloidal, pudiendo acumularse en el perfil del suelo. Esto modifica la dinámica de infiltración de agua, sin embargo, los niveles de calcio y magnesio atenúan el efecto de sodio, por lo que es primordial el valor de RAS para este análisis, del que dependerán las estrategias de riego especialmente.
Otra importante información es la cantidad de cationes y aniones, pues además de identificar aportes nutricionales, y determinar la composición real de los aportes de C.E., permiten determinar comportamientos y estrategias para diseñar un plan nutricional. Dependiendo sus niveles podemos encontrar algunas sales con riesgo de acumulación, que pueden generar toxicidades o desequilibrios, entre ellos:
Sodio. Se ha determinado que es un nutriente no esencial para la mayoría de las plantas cultivadas. Cuando es extraído por las raíces se puede acumular en las hojas, donde se concentra y causa toxicidad, primeramente en las hojas adultas, donde permanece el tiempo suficiente para acumularse y generar daños como quemaduras y tejido seco, que se incrementa de los bordes exteriores al centro de la hoja. Así mismo, el sodio excesivo genera variaciones negativas sobre la estructura de los suelos, modificando e incluso dificultando los procesos de riego.
Cloro. Es uno de los elementos que más abundan en las aguas de riego, donde aparece como anión cloruro (Cl-). Cuando su concentración es muy alta, puede generar caída de flores, frutos, hojas y reducción del crecimiento de la planta. La toxicidad de cloruro comienza por un amarillamiento de las hojas, que conduce a la necrosis de ápices; también produce bronceado. El geranio, la lechuga y la poinsetia son plantas sensibles a la toxicidad del cloruro; el clavel y el tomate también lo son, aunque en menor grado.
Boro. Es un micronutriente esencial en el crecimiento de las plantas, pero tiene un rango muy estrecho entre los niveles de deficiencia y toxicidad. Altos niveles de boro inducen una reducción de la división celular en las raíces, por lo que se reduce el crecimiento radicular y la brotación, proceso muy importante en algunas especies de flores de corte. También se reporta reducción del contenido de clorofila en hoja, lo que inhibe la capacidad fotosintética. Los síntomas generales de la toxicidad por boro causan un amarillamiento de las hojas adultas, con necrosis apical, que evoluciona hacia los márgenes de la hoja.
Fuentes fertilizantes y salinidad
Como fuente de nutrimentos se emplean en la mayoría de los cultivos sales de variados orígenes, que tienen características particulares de comportamiento físico-químico, que finalmente indicarán la conveniencia o no de su uso en el diseño de estrategias de nutrición de cultivos.
Esto es particularmente importante para cultivos ornamentales en Colombia, donde la mayoría de las especies y variedades cultivadas presentan sensibilidad a la salinidad. Además, el uso intensivo de sistemas de riego localizado con sistemas de fertirrigación, genera otro factor de análisis con respecto a los niveles permisibles de salinidad.
Uno de los principales indicadores de análisis de las fuentes fertilizantes es el Índice Salino, que es una medida de la concentración de sales, que induce un fertilizante en la solución de suelo en función del aumento de la presión osmótica de la solución salina de suelo, comparada con la ejercida por el Nitrato Sódico, fuente de referencia con valor 100; a mayor índice salino del fertilizante, mayor es el riesgo de generar problemas de salinidad:
Esto indica que las fuentes Haifa aportan menos salinidad que otras fuentes, con una mejor asimilación por las plantas y con la posibilidad de aportar más nutrientes con el mismo aporte de C.E., así por ejemplo:
Esta consideración es especialmente importante para determinar las fuentes a emplear, las mismas que, adicionalmente al bajo índice salino, deben estar acompañadas de una alta solubilidad, estabilidad y pureza, aportando la mayor cantidad de nutrientes en balance adecuado, con adecuado valor de C.E., que permita la expresión del potencial productivo de los cultivos.
El potencial que presentan las sales en la formación de precipitados representa un problema especial para los sistemas de riego y, especialmente, los sistemas de riego localizado, como el goteo. La inyección de fertilizantes algunas veces ocasiona que las sales se precipiten y tapen los goteros de las líneas de riego, obstruyan sistemas electrónicos de medición de fertilizantes y sistemas mecánicos de inyección entre otros problemas, que generan variaciones serias en la ejecución de los planes nutricionales propuestos.
Dentro de las estrategias de Nutrigación®, la inyección de fertilizantes puede provocar que se formen precipitados en el agua, generados por interacciones físico-químicas entre ellos, por la presencia de altos contenidos de bicarbonatos y en particular por el comportamiento de cada producto (sedimentos, grasas, natas). Esta es otra consideración importante para la selección de fuentes a emplear, pues se requiere que además de un óptimo suministro de nutrientes, se reduzcan los riesgos de deterioro de los sistemas y equipos de Nutrigación®. Inyectar fertilizantes Haifa permite adecuadas combinaciones y modificaciones de los planes nutricionales requeridos al tiempo que se reducen los riesgos de deterioro de los sistemas y equipos de Nutrigación®.
Sugerencias generales
Es muy importante evaluar la calidad del agua según el uso que se le pretende dar, en relación con las exigencias de las plantas y el comportamiento físico químico de los fertilizantes escogidos.
La calidad de agua influye notoriamente sobre el diseño de un sistema de fertirrigación, lo que hace imperativo el análisis de la misma como insumo en el diseño de los sistemas de Nutrigación®.
Las sales pueden afectar el equipo de riego al tapar los goteros y al provocar corrosión. Es importante económicamente incluir estos factores cuando se evalúa la calidad y costo de las fuentes fertilizantes a emplear.
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