Por: Lorena Jiménez 
Área Manager Cundinamarca Flores
Valagro- Syngenta Biologicals

Hoy quiero retomar el tema de los desafíos de la agricultura. Más concretamente, quiero retomar el tema del desafío del uso del agua como elemento vital y escaso para el desarrollo de todas nuestras actividades agrícolas. 

La expresión “productividad del agua” se usa desde la última década del siglo XX; la FAO la explica en su publicación “Descubrir el Potencial del Agua para la Agricultura”. Es un concepto relativamente fácil de entender, pero con un mundo de desafíos por alcanzar. En términos generales, podemos hablar de la biomasa obtenida por unidad de agua. En esta publicación la FAO no solo menciona los desafíos que desde el punto de vista de infraestructura se deben resolver, como las estructuras adecuadas de almacenamiento, drenajes, canalización, captación de aguas lluvias, riego de alta precisión o eficiencia y recirculación de agua, entre otros; también menciona los conceptos que desde el punto de vista fisiológico se deben tener presentes para el manejo de agua en el contexto del complejo suelo/planta/aire. Así es que incluye conceptos como la transpiración, evaporación de la superficie del suelo, agua de humedecimiento, agua de lavado, evapotranspiración del cultivo y cubiertas, entre otros.

Según la FAO, con el manejo y conservación del agua en el área agrícola se ha logrado intensificar el uso de fertilizantes e insumos. Adicionalmente, hemos logrado mayor eficiencia en el uso del agua: casi 100 veces más de lo que hacíamos al inicio del siglo XX. Sin embargo, los desafíos en torno al aumento de la productividad del agua en la agricultura aún son enormes, no solo en cuanto a tecnologías para la correcta circulación, captación, uso y reutilización del recurso hídrico sino también en términos de utilización por kilo de biomasa producido. Teniendo presente que alrededor del 70% del agua dulce en el mundo es utilizada en agricultura, debemos repensar la gestión del recurso hídrico con adopción de tecnologías cada vez más eficientes que nos ayuden a gestionar positivamente la productividad del agua en la producción agrícola. 

En torno a esto todos hemos sido testigos de cómo, cada vez más, todos nuestros sistemas productivos en la floricultura están orientados al manejo adecuado del recurso hídrico. Se cuenta con obras tendientes a la captación eficiente del agua, la recirculación y uso adecuado en cada uno de los procesos productivos, pero también con la implementación de tecnologías que nos ayudan a evaluar las condiciones de humedad del suelo y sustrato para realizar los ajustes adecuados y mantener nuestras plantas en niveles de producción óptimos con el mejor uso del agua y los fertilizantes disueltos en ella. Sin embargo, aún hay muchos desafíos que tenemos por delante y debemos repensar el complejo físico, químico, bioquímico y biológico en el que está inmerso nuestro sistema productivo, procurando afectar lo mínimo posible el medio ambiente.

Ya en el artículo anterior me permití mencionarles a Talete como una nueva solución que Valagro, ahora Syngenta Biologicals, ha desarrollado a través de su plataforma tecnológica Geapower. Como resultado del conocimiento profundo de los ingredientes activos, el desarrollo de procesos de extracción propios y tecnologías adecuadas de investigación, Talete es un bioestimulante orientado a la extracción que representa una especie de seguro cuando hay escasez temporal o permanente de agua.  Cuando el agua no es el factor limitante, Talete mejora la productividad del agua a través de su optimización con varias técnicas de riego, ya sea con reducción del volumen de agua, alargando los periodos entre riegos, saltando turnos de riegos o como efecto puente. El mecanismo de acción consiste en mejorar la retención y absorción del agua. Con ello se optimiza la eficiencia de su uso generando una respuesta rápida de la planta a la deshidratación ya que genera en la planta una estrategia para evadir la pérdida de agua desde la raíz al suelo y, al mismo tiempo, mejora el transporte de agua a las hojas. Adicionalmente, incrementa la activación de genes de la fotosíntesis, aumenta el índice SPAD y el bio-volumen digital de diferentes tipos de plantas.

Talete induce varios genes pertenecientes a las familias de las dehidrinas y de respuesta rápida a la deshidratación que tienen papeles tan importantes como incrementar la capacidad de retención de agua, proveer estabilización a otras proteínas y moléculas y regular el cambio rápido en la actividad de las células dependiendo de la presencia o ausencia de la concentración de agua. También incrementa o equilibra la conductancia estomática en comparación con las plantas no tratadas y sometidas a riego reducido, presentando un menor índice de estrés hasta 20 días después de aplicado el tratamiento, al mismo tiempo que genera un biovolumen mayor que las plantas no tratadas bajo el riego deficitario (plantas de tomate y uva).

Con Talete estamos comprometidos a lograr mayor eficacia del riego, ser un apoyo para el riego deficitario controlado y ser ambientalmente más sostenibles.

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