Por: Periodista Charikleia Vovou
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Se conoce al filósofo griego antiguo e investigador de las ciencias naturales y de las plantas, Teofrasto, como el padre de la botánica. Nació hacia el año 371 a.C en Ereso (Lesbos) en el seno de una familia pudiente; su padre era un comerciante muy rico. Debido a su sed de conocimientos, abandonó su ciudad natal -que es la misma de la famosa poetisa Safo- y partió hacia Atenas.

Una vida investigando

Inicialmente, fue alumno de Platón. Sin embargo, después de la muerte del maestro se convirtió en colaborador cercano, amigo fiel y sucesor de Aristóteles, quien le confió la dirección de la Escuela Peripatética. Durante los 25 años que estuvo al frente de la Escuela, ella constituyó importante centro de formación intelectual para quienes perseguían el conocimiento, entre ellos los reyes de Macedonia y Alejandría. Su verdadero nombre era Tyrtamos, pero Aristóteles lo llamó Eufrasto y después Teofrasto, que significa “frase divina”, porque tenía el don de la palabra.

Estudió a profundidad las ciencias naturales, la filosofía, la retórica y el pensamiento político. También escribió sobre temas relacionados con la salud (sobre vértigos y desmayos) y la ética. Su aproximación científica al área de las plantas y los árboles se estableció como una guía para estudiosos modernos de la agricultura. Nunca se ocupó activamente con el ejercicio de la política.

Fragmentos de estudios

En su obra “Sobre el origen de las plantas” analiza la fisiología de las plantas. Escribe sobre los arbustos, las maderas, las hortalizas y los cereales, enseñando cómo se cultivan de forma adecuada. “Todo se da más robusta y hermosamente en los lugares adecuados porque para cada uno de los árboles corresponde un lugar preciso”. Da ejemplos para explicar: el pino crece más alto y bello en los lugares con más luz. No prende en lugares sombríos. En cambio, los abetos se dan mucho mejor en parajes poco iluminados (Sobre el origen de las plantas, Δ’, Ε’, Ζ’, p. 13).

Según Teofrasto, se deben observar las diferencias entre las plantas de acuerdo con sus características particulares, pues en su conjunto evidencian la forma general de cada planta. “La raíz es aquello con lo que la planta toma el alimento y el tallo es aquello a donde va el alimento. Las plantas son diversas y complejas, por eso es difícil establecer términos generales. Prueba de ello es que no podemos encontrar ninguna característica que sea común a todas, como lo son en los animales la boca y el vientre. En las plantas, algunas características son iguales y en otras son las mismas, pero de diferente forma”, refiere Teofrasto en el primer tomo de su obra “Sobre el origen de las plantas” Α’, Β’, Γ’, p. 27-29).

Legado intelectual

Teofrasto muere a la edad de 85 años dejando una herencia intelectual importante para la humanidad. Hasta el final de su vida enseñó, trabajó y produjo numerosos escritos. A su funeral, que se financió con recursos públicos, asistieron incluso sus detractores.

El busto de Teofrasto se encuentra en el hoy turístico pueblo de Ereso, en un lugar por donde miles de visitantes pasan anualmente para darse un baño en el mar o para tomar un café en la playa. ¿Cuántos de ellos sabrán su historia?

Referencias

Obra completa de Teofrasto. 1, 2, 3 y 4. Sobre el origen de las plantas. Ediciones Kaktos. Atenas, 1998.

* Traducción del griego: Angélica María Pardo.