Por: La Directora
El año pasado en esta parte del mundo se celebró el día de San Valentín con normalidad. Los enamorados se regalaron flores y chocolates y salieron a comer a restaurantes donde los esperaban maravillosos platos. Los festejos de Cupido se hicieron despreocupada y libremente. Aunque ya se tenía noticia de la epidemia en China, el fenómeno aún se veía como algo muy lejano y, en aquel momento, no inquietaba a nadie.
Sin embargo, en el continente asiático la festividad se vivió de manera muy diferente. Para aquel momento, ya eran varias las regiones chinas que se encontraban bajo estricta cuarentena. Algunas parejas ni siquiera pudieron encontrarse, pues estaban en ciudades diferentes cuando se impusieron las restricciones. En aquel día no solo sufrieron las desafortunadas parejas que no pudieron celebrar su amor, sino también los dueños de los restaurantes, los fabricantes de chocolates y joyas y, en mucho menor medida, las floristerías.
La prensa documentó que los pocos restaurantes que seguían funcionando perdieron casi la totalidad de sus reservas. Si bien las flores siguieron siendo las favoritas entre los enamorados, fueron muy pocos los clientes que las ordenaron directamente en las floristerías, pues optaron por los medios electrónicos para coordinar las entregas. Se vio así mismo que muchos de los ramos que se vendieron remplazaron como accesorios los chocolates y muñecos por tapabocas y botellitas de alcohol. Es poco romántico, es cierto, pero las flores llegaban con botellas de alcohol y guantes de latex camuflados en el bouquet.
Aunque esperamos que el próximo San Valentín se pueda celebrar con total normalidad y que las parejas se puedan encontrar libremente, salir y festejar su amor como prefieran y sin restricciones, hay varias cosas a tener en cuenta del pasado Valentino asiático.
Una de ellas es que restaurantes, chocolates e incluso joyas – compras tradicionales para el Valentino – son mucho más fácilmente prescindibles (o remplazables) que las flores. En otras palabras, la demanda de bienes como chocolates y servicios como cenas es mucho más elástica que demanda de flores en San Valentín en tiempos de coronavirus.
Esto quiere decir que el valor simbólico de las flores es mucho más importante que cualquier otra cosa a la hora de expresar sentimientos de amor y, por eso, conviene utilizar estrategias certeras de comercialización que exploten este valor el próximo Valentino con o sin pandemia.
En el caso de que el mundo se relaje un poco más y cese -por la razón que sea- el miedo que nos ha consumido durante el último año, las flores siguen siendo la mejor manera de expresar afecto y cariño. En caso de continuar la zozobra, restaurantes y experiencias como spas quedan descartados. Aún funcionando, no nos digamos mentiras: los protocolos de ‘bioseguridad’ no permiten el ambiente de romanticismo que la ocasión amerita. En ambos casos, la solución es una: FLORES.
¡Muchos éxitos para Valentino 2021!