Por: IA. Paola Andrea Villate
Hace algún tiempo escuché el término marca personal y debo confesar que lo sentí lejano, pensé que era un concepto de mercadeo diseñado para los artistas o políticos, lejos de imaginarme lo poderoso que podía llegar a ser en la carrera profesional. En ese primer acercamiento no logré dimensionar que era un concepto aplicable para el común de la sociedad y que podía ser una herramienta contundente en el mundo corporativo. Ahora entiendo que la marca personal, bien trabajada, puede diferenciarnos en un entorno cada vez más competitivo y dinámico y que cada aprendizaje, cada hábito, cada paso y cada organización estarían aportando a su construcción.
Todos tenemos una marca personal, incluso si no somos conscientes de ella o no le demos el valor suficiente. Es la forma que los demás nos perciben y nos identifican, y su construcción se encuentra influenciada por nuestro comportamiento, nuestra reputación y nuestra apariencia. Sin embargo, construir una marca personal sólida implica ser conscientes de nuestra imagen y trabajar activamente en ella, dándole valor a cada detalle que la construye. Con seguridad hemos escuchado de la importancia de “saber vendernos” para alcanzar objetivos en la vida cotidiana. De ahí surge la relevancia de trabajar conscientemente en la construcción y consolidación de nuestra marca personal, ya que esta resulta ser un elemento que nos distingue y diferencia de los demás.
La marca personal se construye paso a paso, día a día, hábito a hábito. Así pues, nuestra experiencia y trayectoria son aspectos que inciden en la construcción de nuestra marca, por ello resulta importante que tomemos consciencia de que ella se consolida como una huella que dejamos en nuestro entorno y, en consecuencia, que será un distintivo que los demás emplearán para recordar cómo somos, qué hacemos y cómo lo expresamos (Palacio, 2023). Si bien el recuerdo que tienen de nosotros puede depender de factores como los estilos de personalidades, podemos trabajar para ajustar aquellos que resultan contrarios a la marca que deseamos formar. Esto implica no dejar al azar asuntos que pueden incidir en cómo esta se configura, siendo necesario enfocarnos en el objetivo propuesto de construir una marca con los atributos que realmente deseamos, es decir, que conscientemente administramos.
Todo lo que contribuya al proceso de gestionar nuestra marca tendrá repercusiones que impactan el entorno y puede jugar en beneficio o en contra según el enfoque. Por lo tanto, al conocer realmente nuestra actitud en el mundo corporativo y tomar conciencia de lo que decimos y lo que hacemos, estaremos enviando un mensaje certero y concreto de quiénes somos y nuestra huella será aún más clara. Ser consciente de la marca permite aumentar visibilidad, credibilidad y atraer nuevas oportunidades. Además, una marca personal sólida puede ayudarnos a conectar con personas afines, construir relaciones y aumentar nuestra red de contactos.
No se trata de presentar una imagen falsa de quienes somos. El propósito es potencializar nuestras virtudes para mostrarnos cada vez más auténticos y fieles a nuestros principios y valores. En consecuencia, para construir nuestra marca personal resulta fundamental, en primer lugar, tener un alto grado de autoconocimiento. La invitación es a buscar dentro de nosotros, en nuestra esencia, nuestros gustos, nuestras pasiones, esto nos ayudará a identificar nuestras competencias de alto valor, que podemos emplear para hacer de ellas nuestras competencias laborales diferenciadoras.
Cuando estamos en el proceso de autoconocimiento, es natural que surjan cientos de preguntas. Todas ellas sirven para ayudarnos a identificar la marca y seguir en el proceso de su construcción. Identificar fortalezas nos estará llevando a construir la propuesta de valor y enfocándonos en lo que nos puede diferenciar en el mercado. Adicionalmente, ese proceso de conexión nos puede orientar para definir el mensaje clave ¿Qué deseo transmitir a los demás? Siempre es bueno resaltar que el mensaje debe ser claro, conciso y fácil de entender.
Sin lugar a duda, es importante crear tu marca visual, donde refleje tu personalidad y tus fortalezas. Tus gestos, tu postura, tu mirada, el uso de tus manos y tu cuidado físico representan una parte no despreciable de tu comunicación, por cuanto pueden atentar contra la experiencia que tiene tu audiencia en su interacción con tu marca personal, pues el cerebro de tu público puede emitir juicios rápidos sobre ti con base en eso (Ruiz F, 2022).
Por otro lado, aunque en nuestro sector aún no se le dé del todo la importancia suficiente, la revolución digital y las redes hoy día son un elemento clave para la sociedad, el construir presencia en línea resulta fundamental; nos guste o no vivimos en una era digital. Cómo hacemos uso de las redes sociales puede influir en la coherencia que queremos dar a nuestra marca personal, por ello resulta importante actualizar perfiles y compartir por estos medios contenido de valor.
Resulta irónico que hayamos ocupado tanto tiempo trabajando para varias organizaciones y volviéndonos expertos hablando de portafolios y marcas corporativas. Sin embargo, a la hora de hablar de nuestra marca personal, la que el mundo identifica con nuestro nombre y apellido y que nos ha acompañado a lo largo de nuestras vidas, no sabemos hablar de ella y presentarla ejecutivamente ante terceros. Es decir, nos volvemos convincentes hablando de marcas ajenas, pero a la hora de hablar de nosotros mismos, nos sabemos por dónde empezar, que decir y argumentar sin caer en trivialidades, relatos poco atractivos o en historias más personales que profesionales (Gomez R, 2021).
La invitación que hoy hago es a realizarnos todas las preguntas posibles para identificar nuestras fortalezas en el mundo laboral, ¿Qué nos apasiona? ¿Qué nos mueve? ¿Cómo nos estamos mostrando al mundo? ¿Qué tan coherente es el discurso? Preguntémosle a la gente de nuestro entorno cómo nos percibe, con qué palabra nos relaciona… todo lo anterior ayudará a seguir en la construcción de la marca personal. Ya recorrimos un camino, pero quedan muchos años para seguir aportando desde la consciencia. Llevémonos tres mensajes contundentes que nos referencia la autora Raquel Gómez: Primero. Aprenda a contar su historia en treinta segundos. Segundo. No minimice ningún contacto porque todo encuentro es una oportunidad. Tercero. Siempre recuerde que es una valla publicitaría de sí mismo y de la compañía para la cual trabaja.
Así no nos guste, el mundo corporativo es similar a un juego de ajedrez, conoce los jugadores y las reglas de juego; analiza cada jugada, ponle lógica, detecta oportunidades, administra estratégicamente el tiempo. El mundo laboral puede llegar a ser muy hostil, pero a su vez es muy apasionante e interesante. Solo tú decides qué tan preparado y consciente vas a estar de ello y cómo vas a enfrentarlo. Apaguemos el piloto automático de nuestras vidas, seamos conscientes del momento presente y de todas sus implicaciones, valoremos cada detalle que nos envuelve y volvámonos unos estrategas en la construcción de la marca personal.
Bibliografía
– Gomez, R. (2018). Cómo vender su marca personal: Descubra sus talentos, conéctese con los demás y encuentre nuevas oportunidades. CONECTA.
– Palacio, C (2023). Se tu marca personal. Conócete, identifícate y vende tu talento. INTERMEDIO.- Ruiz, F. (2022). Experiencias que marcan tu diferencia: El valor de la marca personal dentro de la empresa. Paidos Empresa Colombia.